Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

ECOS DE FÁTIMA 19

EL OBISPO VESTIDO DE BLANCO


La visión de Fátima tiene que ver sobre todo con la lucha de los sistemas ateos contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de los testigos de la fe del último siglo del segundo milenio, que es un interminable Vía Crucis dirigido por los Papas del Siglo XX. Según la interpretación de los pastorcillos, confirmada recientemente por Sor Lucía, el "Obispo vestido de blanco" es el Papa. También él, caminando con fatiga hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados (obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y numerosos laicos), cae a tierra como muerto, bajo los disparos de arma de fuego.

Después del atentado del 13 de mayo de 1981, a Su Santidad le pareció claro que había sido "una mano materna quien desvió la trayectoria de la bala", permitiendo al "Papa agonizante" detenerse "a las puertas de la muerte". Los acontecimientos de 1989 han llevado, tanto en la Unión Soviética como en numerosos Países del Este, a su caída.

Juan Pablo II, que ha roto muchos moldes en su pontificado, demostró que está en pleno vigor intelectual, y a pesar de los achaques físicos de sus 80 años, beatificó a los dos niños de Fátima, los únicos menores que podrán ser santos sin haber sido mártires.

El cardenal Sodano anunció la próxima difusión de las revelaciones de la Virgen, pues el propio Juan Pablo II ha pedido a la Congregación para la Doctrina de la Fe que lo haga público en los próximos días. La protección a la que se alude en el misterio se plasmó de modo especial en el atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la plaza de San Pedro del Vaticano, cuando fue tiroteado por el turco Ali Agca y salvó la vida cuando había sido gravísimamente herido.

«El Papa, caminando penosamente hacia la Cruz entre los cadáveres de los martirizados cae por tierra como muerto bajo los tiros de un arma de fuego». Por este motivo, «a Su Santidad le pareció que fue una mano materna la que guió la trayectoria de la bala», permitiendo que «el Papa agonizante» se detuviese «en el límite de la muerte». Aunque muchos lo esperaban, no fue el Papa Juan Pablo II quien se refirió al tercer secreto de Fátima durante la ceremonia de beatificación de los pastorcillos Francisco y Jacinta Marto, por haber sido él el protagonista y por tratarse de una revelación particular.

Durante la homilía, el millón de personas que asistió a la ceremonia sí oyó al pontífice confirmar lo que ya se conocía de lo confiado por la Virgen a los tres niños: las muertes prematuras de Jacinta y Francisco, la existencia del infierno, el final de la Primera Guerra Mundial y el comienzo de la segunda. Y ha señalado que el mensaje de la Virgen es un llamamiento a la conversión. Allí estaba Lucía dos Santos, carmelita descalza en Coimbra, la tercera persona que presenció la aparición y única superviviente, que tiene 93 años. Minutos antes del comienzo de la ceremonia de beatificación, tuvo lugar una entrañable entrevista entre Juan Pablo II y la hermana Lucía de Jesús, prima mayor de los beatos Francisco y Jacinta y única superviviente de los niños que presenciaron las apariciones de la Virgen.

A la misa han asistido miles de niños ataviados con trajes como los que usaban los pastorcillos. El Papa les ha animado a que sean como los nuevos beatos, «ya que la Virgen tiene necesidad de todos vosotros para consolar a Jesús y necesita de vuestras plegarias y sacrificios para los pecadores». El Cardenal Sodano resaltó la protección y los desvelos de la Virgen en torno a la "familia humana" y la necesidad de sacrificio y oración. Concluyó diciendo que el Papa ha ordenado a la Congregación de la Doctrina de la Fe que divulgue en breve tiempo, el contenido del tercer secreto de Fátima, interpretado según los tiempos y la doctrina de la Iglesia.

La presencia del Papa en Portugal se ha visto acompañada por un auténtico fervor popular, un millón de peregrinos, según fuentes del gobierno regional del Santarem, siguieron al Papa en las escasas 24 horas que duró su estancia en el país. Desde la llegada del Pontífice a tierras portuguesas, los medios de comunicación han dedicado una atención preferente y continúa a todos los movimientos del Papa, con emisiones ininterrumpidas de las cadenas de televisión y radio. El Papa, que agradeció la acogida de las autoridades portuguesas a este viaje religioso, fue cumplimentado por el presidente de la República, Jorge Sampaio y el primer Ministro, Antonio Guterres. Antes del encuentro, el Pontífice recorrió en su papamóvil la explanada del recinto donde cientos de miles de peregrinos aguardaban, enfervorizados, el comienzo del acto.

La hermana Lucía desveló dos partes del secreto, pero la última permanecía guardada en su memoria, en la del Papa y en la de su mano derecha, el cardenal Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

«Si se escuchan mis peticiones -dice la Señora, Rusia se convertirá y habrá paz. De lo contrario, Rusia propagará sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia; muchos justos serán martirizados; el Santo Padre sufrirá mucho y muchas naciones serán suprimidas. Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará. El Papa consagrará Rusia a mi Corazón Inmaculado, ésta se convertirá y el mundo tendrá un período de paz». La consagración pedida por la Virgen fue efectuada por Juan Pablo II el 25 de marzo de 1984. Meses después, Gorbachov llegaba al poder, ponía en marcha la ‘perestroika’ y la Santa Rusia volvía a nacer de sus cenizas.

Pío XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I protegieron el tercer secreto, pero Karol Wojtyla no ha querido marcharse del santuario sin revelar el secreto, ya que fue aquí, en la Cova de Iría, donde la Virgen predijo la conversión de Rusia, y confió a Francisco, Jacinta y Lucía el magnicidio frustrado de Juan Pablo II. Los fieles se llenaban de lágrimas y rezaban devotamente.

Cansado, exhausto, tembloroso, pero alegre, Karol Wojtyla se marchó de Portugal, satisfecho de haber descubierto en Fátima el gran misterio que la Iglesia se negaba a desvelar. Sabemos que Juan Pablo II preguntó a Sor Lucía la edad -93 años-, los recuerdos de entonces y los deseos de ahora.

El Papa dijo en su homilía: "Cuántas víctimas hay que lamentar en el curso del último siglo. Mi pensamiento va a los horrores de las grandes guerras, a los campos de concentración y de exterminio, a los gulags, a la limpieza étnica y las persecuciones, al terrorismo, a los raptos, a la droga, a los atentados contra la vida y contra la familia".

Había banderas portuguesas, polacas, españolas, pero el mayor símbolo iconográfico era el retrato de los dos pastorcillos en la fachada monumental de la basílica. La misa fue concelebrada por más de mil sacerdotes y decenas de obispos y cardenales.

El Papa hizo la confirmación de la existencia del infierno cuando dijo que Jacinta "quedó tan afectada por la visión del infierno, que la Virgen le mostró en la aparición del 13 de julio, que todas las mortificaciones y penitencias les parecían poca cosa para salvar a los pecadores". "Cuando el hombre deja a Dios a un lado no puede alcanzar la felicidad". Juan Pablo II dijo también: "Expreso mi reconocimiento a la beata Jacinta por los sacrificios y rezos hechos para el Papa, al que vio sufrir". Con esas últimas palabras confirmó la revelación de la Virgen de que el sucesor de San Pedro sufriría mucho a final de siglo. También dijo que la Virgen vino a Fátima para pedir a los hombres "que no ofendan más a Dios, que ha sido ya muy ofendido".

Y expresó su solidaridad con los países de cultura portuguesa. Pidió a la Virgen la reconciliación del pueblo angoleño, que conforte a los damnificados de las inundaciones de Mozambique, que vigile los primeros pasos del recién nacido Timor y de Guinea Bissau, Cabo Verde, Santo Tomé y Príncipe y Brasil. Animó a los niños a que sean como los nuevos beatos, "ya que la Virgen tiene necesidad de todos vosotros para consolar a Jesús y necesita de vuestras plegarias y sacrificios para los pecadores". Juan Pablo II también tuvo palabras de consuelo para las decenas de enfermos presentes en la ceremonia, a los que dijo que si alguien les hace pensar que están en el final de la vida, no deben creerlo "ya que la última estación no es el invierno, sino la primavera de la resurrección". "La totalidad de vuestras vidas se extiende fuera de los confines terrestres: está previsto el Cielo", dijo.

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