Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Invocaciones al Sagrado Corazón de Jesús

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1. Cuore divino di Gesù, che fosti formato dallo Spirito Santo nel seno verginale di Maria Santissima per essere il Cuore dell'Eterno Sacerdote, tutto zelo per la gloria di Dio e l'eterna salute delle anime;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti la grazia che il nostro cuore sia sempre più simile al tuo.

2. Cuore divino di Gesù, che sei profondo abisso di virtù sacerdotali e perciò modello di coloro che per tua degnazione sono tuoi ministri;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti la grazia che, innamorati di tali virtù, le riproduciamo fedelmente e generosamente nel corso della nostra vita.

3. Cuore divino di Gesù, che dal primo istante della tua concezione esercitasti con perfezione infinita gli atti della più profonda e sentita religione verso la Santissima Trinità;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti la grazia che, nell 'adorazione e nel ringraziamento, nella riparazione e nella preghiera, il nostro cuore totalmente consacrato a lei si effonda verso la stessa Trinità.

4. Cuore divino di Gesù, che non contento d'esserti immolato sulla Croce per la gloria del Padre e la salvezza dei fratelli, volesti rinnovare senza posa il medesimo sacrificio sugli altari del mondo;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti la grazia che, a tua imitazione, siamo pronti a sacrificare tutto, anche la vita, per vedere salvato un numero maggiore di fratelli, e Dio sempre più glorificato.

5. Cuore divino di Gesù, che hai voluto essere trafitto sulla croce dalla lancia del soldato perchè la ferita visibile ci manifestasse la ferita invisibile, anche più profonda e sanguinante, prodotta da ingratitudini, disprezzi, sacrilegi e freddezze da parte delle anime a te consacrate;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti la grazia che, sempre lontani dall' accrescere col peccato e con l'infedeltà l'intimo tuo dolore, ti offriamo una degna riparazione.

6. Cuore divino di Gesù, che sei inesauribile fonte di vita e di santità;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti la grazia di attingere abbondantemente alle tue sorgenti affinchè, come esige la nostra vocazione, diventiamo veramente santi per cooperare, con i mezzi più efficaci, alla santificazione di coloro che ci hai affidato.

7. Cuore divino di Gesù, che nell'eccesso della tua infinita carità volesti rimanere con noi nella Santissima Eucaristia, per essere il nostro paradiso in terra e per prepararci nell 'esercizio della fede e dell’amore, alla gioia del cielo;
- concedi a noi e a tutti i sacerdoti che, dopo aver trovato nel tuo divin Sacramento la forza e la consolazione di servirti in vita, veniamo a farti corona nel cielo, dove sarai in eterno la letizia di tutti i Santi.

A María, Madre del Sacerdote

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Raccolti attorno a te, o Maria, vergine immacolata, con gioia ti proclamiamo "Madre del Sacerdote" e invochiamo il tuo aiuto.

Tu sei la Madre di Cristo, unico ed eterno Sacerdote, fonte e pienezza del sacerdocio per tutto il popolo di Dio.

La tua maternità divina ti ha chiamata, accanto alla croce, ad unirti in maniera unica all'offerta immacolata che Cristo tuo figlio ha fatto al Padre.

In quell' ora suprema Gesù ti ha affidato, nel discepolo Giovanni, particolarmente i ministri sacri.

Per questo, invocandoti come Madre del Sacerdote, ti preghiamo di accogliere nel tuo cuore e di proteggere tutti i ministri della Chiesa.

Mostrati madre a tutti i sacerdoti: conferma nell'amore i ferventi, consola coloro che sono nella tribolazione, ridona il fervore a coloro che sono stanchi, sii vicina a quelli che hanno il cuore ferito, perche tutti rimangano o ritornino al Cuore sacerdotale del tuo figlio, accompagna quelli che lasciano il ministero, perche continuino a credere nel suo amore.

Tieni a te vicino quelli che il Cuore sacerdotale di Cristo ha chiamato e chiamerà a far parte di questo piccolo gregge: formali alle caratteristiche virtù sacerdotali perché - sull'esempio di Giovanni - possano vivere in profonda comunione con Gesù e con te.

Intercedi, infine, o Madre di misericordia, affinche tutti i sacerdoti, sostenuti sino alla fine dal tuo aiuto, cantino eternamente con te l'inno di lode nella liturgia del cielo.

Amen.

Esas son cosas de mi Madre ...

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Dicen que un día San Pedro andaba de mal humor en el Cielo... Se presentó ante el Señor Jesús y le dijo: Maestro, sabes que se van a cumplir dos mil años que me hiciste "portero" del Cielo al darme las llaves del Reino... Desde entonces no ha entrado aquí nada que no esté más limpio que el sol... En esto soy puntilloso... lo sabes...
-Sí, Pedro, lo sé y te estoy muy agradecido por tu celo en el cuidado del Reino de los Cielos...
-Pues me temo, dijo Pedro, que algo está pasando. Desde mi observatorio de la portería vigilo y he observado que en las avenidas celestes hay caras desconocidas... ¡y lo que es peor, poco limpias!. Hasta los vestidos de algunos bienaventurados dejan que desear...
-Bien Pedro... ¿y qué sugieres?.
-Una investigación de las murallas, porque.... por la portería no han pasado. Tiene que haber "otra puerta" distinta de la mía, Señor.
Y así fue, aquella tarde a la hora de la siesta, Jesús y Pedro se dieron una vuelta por las murallas de jaspe de la Gloria...
Por fin, Pedro triunfante, gritó: Ahí está, Señor, ya lo sabía... ¡mira!. Señalaba, tras un rosal florecido, un hueco del que pendía un rosario que llegaba hasta la Tierra. Y dijo el Señor: "Déjalo Pedro, esas... son cosas de mi Madre".

Consagración de sí mismo a Jesucristo, la sabiduría encarnada, por medio de María.

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-.....¡Oh Sabiduría eterna y encarnada! ¡Oh amable y adorable Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, Hijo único del Padre Eterno y de María, siempre virgen! Os adoro profundamente en el seno y en los esplendores de vuestro Padre, durante la eternidad, y en el seno virginal de María, vuestra dignísima Madre, en el tiempo de vuestra Encarnación.
.-....Os doy gracias porque os habéis anonadado y tomado la forma de esclavo para sacarme de la cruel esclavitud del demonio.
.Os alabo y glorifico porque os habéis sometido a María, vuestra Santa Madre, en todo, a fin de hacerme por Ella vuestro fiel esclavo. Pero ¡ay! Ingrato e infiel como soy, no he cumplido mis deberes, no he cumplido los votos y promesas que tan solemnemente hice en el bautismo, no he merecido ser llamado vuestro hijo ni vuestro esclavo; y como nada hay en mí que no merezca vuestra repulsa y vuestra cólera, no me atrevo a acercarme por mí mismo a vuestra Santísima y augusta Majestad.
-.....Por esto he recurrido a la intercesión de vuestra Santísima Madre, que Vos me habéis dado como mediadora ante vos, y por este medio espero obtener de Vos la contrición y el perdón de mis pecados, la adquisición y la conservación de la Sabiduría.
.-....Os saludo, ¡oh María Inmaculada!, tabernáculo viviente de la divinidad, en donde la Sabiduría eterna escondida quiere ser adorada por los ángeles y los hombres; os saludo, ¡oh Reina del cielo y de la tierra!, a cuyo imperio está sometido todo lo que hay debajo de Dios. Os saludo, ¡oh refugio seguro de los pecadores!, cuya misericordia no falta a nadie; escuchad los deseos que tengo de la divina Sabiduría y recibid para ello los votos y las ofrendas que mi bajeza os presenta.
.-....Yo, N…...…, pecador(a) infiel, renuevo y ratifico hoy en vuestras manos los votos de mi Bautismo. Renuncio para siempre a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, Sabiduría encarnada, para llevar mi cruz tras El, todos los días de mi vida; y a fin de que sea más fiel de lo que he sido hasta ahora, os escojo hoy, ¡oh, María!, en presencia de toda la corte celestial, por mi Madre y Señora. Os entrego y consagro, en calidad de esclavo, mi cuerpo y mi alma, mis bienes interiores y exteriores, y aun el valor de mis buenas acciones pasadas, presentes y futuras, otorgándoos entero y pleno derecho de mí y de todo lo que me pertenece, sin excepción, a vuestro agrado, a la mayor gloria de Dios, en el tiempo y la eternidad.
.-....Recibid, ¡oh virgen benignísima!, esta pequeña ofrenda de mi esclavitud, en honor y unión de la sumisión que la Sabiduría encarnada quiso observar para con vuestra Maternidad, en homenaje del poder que ambos tenéis sobre este pequeño gusano y miserable pecador, en acción de gracias por los privilegios con que os dotó la Santísima Trinidad. Protesto que en adelante quiero, como verdadero esclavo vuestro, procurar vuestra honra y obedeceros en todo.
-.....¡Oh Madre admirable! Presentadme a vuestro Hijo en calidad de eterno esclavo, a fin de que, pues me rescató por Vos, me reciba de vuestras manos.
-.....¡Oh Madre de misericordia!, concededme la gracia de alcanzar la verdadera sabiduría de Dios, y de colocarme, por tanto, entre los que Vos amáis, enseñáis, guiáis, alimentáis y protegéis como a vuestros hijos y esclavos.
-.....¡Oh Virgen fiel! Hacedme en todo tan perfecto discípulo, imitador y esclavo de la Sabiduría encarnada, Jesucristo, vuestro Hijo, que por vuestra intercesión llegue, a imitación vuestra, a la plenitud de la perfección sobre la tierra y de gloria en los cielos. Así sea.