Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

¿Tuvo la Virgen María dolores de parto?

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La Virginidad perpetua de María enuncia que fue virgen antes, durante y después del parto. Si bien el dogma no define que María Santísima diese a luz sin dolor, se puede deducir que al ser un parto virginal, dejó su cuerpo intacto y no hubo dolores de parto.
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El dolor de la parturienta se produce por la apertura de las vías por las que sale la criatura. Pero Cristo salió del seno materno cerrado, y de este modo no se dio allí ninguna apertura de las vías. Por tal motivo no existió dolor alguno en aquel parto, como tampoco hubo corrupción de ninguna clase; se dio, en cambio, la máxima alegría porque había nacido en el mundo el Hombre-Dios, según palabras de Is. 35,1-2: “Florecerá sin duda como un lirio, y exultará gozosa y llena de alabanzas”.
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- Padres y Doctores de la Iglesia enseñaron que la Virgen María no sufrió dolores de parto :
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Dice San Agustín (Sermón De Nativitate), hablando a la Virgen Madre: “Ni en la concepción se alejó de ti el pudor, ni en tu alumbramiento se hizo presente el dolor”.
Santo Tomás de Aquino enseña que María dio a luz sin dolor (Summa Theologica, III parte, cuestión 35, artículo 6).
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Aquí recojo las objeciones que ponen algunos por las que dicen que Cristo no nació sin dolor por parte de su madre y doy la respuesta correspondiente a cada argumento :
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1-. El parto con dolor es el castigo impuesto a Eva y a sus hijas por el pecado cometido. (Gen. 3,16)
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ARGUMENTO OPUESTO :
Así como la muerte de los hombres fue una consecuencia del pecado de los primeros padres, “El día que comiereis, ciertamente moriréis” (Gen 2,17), así también lo es el dolor del parto “Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos” (Gen. 3,16). Ahora bien, Cristo quiso sufrir la muerte. Luego parece que, por el mismo motivo, su alumbramiento debió producirse con dolor.
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RESPUESTA : La Virgen María fue preservada de pecado original y jamás pecó (La Inmaculada Concepción de María), por lo tanto no tendría dolores de parto ya que estos son consecuencia del pecado. El dolor del parto en la mujer es consecuencia de la unión carnal con el varón. De donde después de haber dicho “parirás con dolor”, se añade “y estarás bajo el dominio del varón”. Pero, como dice S. Agustín (Sermón “De Assumptione Beatae Virginis”'), de tal sentencia debemos excluir a la Virgen Madre de Dios, la cual, “por haber concebido a Cristo sin la coluvie del pecado y sin el menoscabo de la unión con el varón, engendró sin dolor, sin violación de su integridad y permaneciendo intacto el pudor de su virginidad”. Cristo en verdad asumió la muerte pero por su propio deseo espontáneo, para satisfacer por nosotros, no como por necesidad emanada de aquella sentencia, porque El no era deudor de la muerte.
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2-. María “dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre” (Lc. 2,7)
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ARGUMENTO OPUESTO : En el libro De Ortu Salvatoris se cuenta que al nacimiento de Cristo asistieron las parteras, que parecen necesarias para la parturienta a causa del dolor. Luego parece que la Santísima Virgen dio a luz con dolor.
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RESPUESTA : Estos actos normalmente ocurren inmediatamente después del nacimiento y es difícil que María pudiese hacerlo si hubiese sufrido los dolores y la debilidad normales de un parto. En Lc 2,7 se narra que la propia Santísima Virgen envolvió en pañales y colocó en el pesebre al Niño que acababa de dar a luz. Y con esto queda demostrado que la narración de ese libro (De Ortu Salvatoris), que es apócrifo, es falsa. De donde dice Jerónimo en su Contra (Adv. Helvid IV) : “No hubo allí partera alguna, ni se hizo presente diligencia alguna de mujercillas. María fue la madre y fue la partera. “Envolvió al Niño en pañales”, dice, “y lo colocó en el pesebre” ... Estas palabras ponen de manifiesto los disparates de los apócrifos.
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3-. Cristo muriendo destruyó nuestra muerte (2 Tim. 1, 10)
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ARGUMENTO OPUESTO : El fin concuerda con el principio. Pero el fin de la vida de Cristo se produjo con dolor, según Is. 53,4: “cargó con nuestros dolores”. Luego parece que también en su nacimiento debió existir el dolor del parto…
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RESPUESTA : Como Cristo muriendo destruyó nuestra muerte (2 Tim 1,10), así con su sufrimiento nos libró a nosotros de los dolores; y por este motivo quiso morir con dolor. Pero el dolor de la madre en su alumbramiento no pertenecía a Cristo, que venía a satisfacer por nuestros pecados. Y por eso no fue necesario que su madre le diera a luz con dolor.

¿Qué es consagrarse a María?

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. Consagrarse a María significa ponernos en sus manos, a su servicio y disposición. Y Ella nos guiará hacia Jesús.
. Consagrarnos a Ella significa dejarse llevar sin condiciones, sabiendo que Ella conoce mejor el camino y que podemos dormir tranquilos en sus brazos de madre.
. Consagrarse a María significa vivir permanentemente en su Inmaculado Corazón, dentro del Corazón divino de Jesús. Es dejar que Ella actúe por medio de nosotros. Es como prestarle nuestra lengua para que hable por nosotros y nuestro corazón para que ame a los demás por nuestro medio. En una palabra, es vivir en unión total con María para que podamos llegar a decir: Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí por medio de María. Por eso, un consagrado a María debe confiar plenamente en Ella y dejarse llevar por Ella sin condiciones.
. Todos sabemos que el lema del escudo del Papa Juan Pablo II era Totus tuus (todo tuyo); palabras colocadas debajo del anagrama de María. Él aprendió a consagrarse a María en los escritos de san Luis María Grignion de Montfort. Este santo propone, como el camino más rápido para llegar a la santidad y como un secreto para los más esforzados, el consagrarse a María como esclavos, es decir, entregarnos totalmente a Ella, para que por medio de Ella seamos totalmente de Jesús.
. Esta doctrina de la esclavitud mariana, que a algunos parece un poco trasnochada, no lo está, porque entregarnos y consagrarnos a María, siempre será el mejor medio para vivir enteramente con Jesús, en Jesús y para Jesús. Decía el Papa Juan Pablo II:
. “El acto de consagración en la situación de esclavitud indica una dependencia singular y una confianza sin límites. En este sentido, la esclavitud, la no libertad, expresa la plenitud de la libertad, de la misma manera que el Evangelio habla de la necesidad de perder la vida para encontrarla en su plenitud” .
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Esta doctrina de la consagración total a María, es una doctrina tan elevada y maravillosa que el diablo no quería que se publicara. Cuando san Luis María Grignion de Montfort escribió su libro Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, profetizó, inspirado por Dios, que el demonio haría todo lo posible para destruir este escrito. Dice así:
. “Preveo claramente que muchas bestias rugientes llegan furiosas a destrozar con sus diabólicos dientes este humilde escrito y a aquel de quien el Espíritu Santo se ha servido para redactarlo, o sepultar al menos estas líneas en las tinieblas o en el silencio de un cofre a fin de que no sea publicado. Atacarán incluso a quienes lo lean y pongan en práctica”.
. Eso fue precisamente lo que sucedió en la realidad, pues el manuscrito quedó escondido en un cofre durante los días difíciles de la Revolución Francesa. Un misionero lo encontró en 1842. Pero faltaban unas 96 páginas al comienzo y no se sabe cuántas al final. Sin embargo, la providencia de Dios quiso que se conservara lo esencial de la obra, donde se habla de la esclavitud mariana para gloria de Dios y santificación de las almas.
. Por eso, nosotros podríamos suscribir las palabras de este gran santo que dice :
. “Todos los días, del uno al otro confín de la tierra, en lo más alto del cielo y en lo más profundo de los abismos, todo pregona y exalta a la admirable María... Toda la tierra está llena de su gloria, particularmente entre los cristianos, que la han escogido por tutela y patrona de varias naciones, provincias, diócesis y ciudades. ¡Cuántas catedrales no se hallan consagradas bajo su advocación! No hay iglesia sin un altar en su honor, ni comarca ni región donde no se dé culto a alguna de sus imágenes milagrosas, donde se cura toda suerte de enfermedades y se obtiene toda clase de bienes…"
Es, por tanto, justo y necesario repetir con los santos:
“María no ha sido aún alabada, ensalzada, honrada y servida como se debe. Merece aún mejores alabanzas, respeto, amor y servicio”.
. "El corazón me ha dictado cuanto acabo de escribir con alegría particular para demostrar que la Llena de Gracia ha permanecido hasta ahora poco amada y que ésta es una de las razones de que Jesucristo no sea todavía conocido como debe serlo. De modo que, si el conocimiento y el reinado de Jesucristo debe extenderse en el mundo, como ciertamente sucederá, esto sucederá como consecuencia necesaria del conocimiento y reinado de la Santísima Virgen. Quien lo trajo al mundo la primera vez, lo hará resplandecer también en la segunda.
. Ahora bien, no solamente podemos consagrarnos nosotros personalmente a María. También es muy importante que consagremos a nuestros seres más queridos y a otras personas o sus trabajos y cosas importantes. Consagrarlos es como ponerlos bajo el manto de María para que Ella los cuide y proteja con una especial protección. Por eso, es muy hermoso, cuando las madres consagran a su hijos al nacer."
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Este gran santo recomienda, para asimilar y vivir cada día más intensamente nuestra consagración, repetir continuamente:
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Soy todo tuyo, Reina mía, Madre mía

y cuanto tengo tuyo es
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Es importante repetir ésta u otra fórmula de consagración diariamente para asimilarla más y más cada día, pues llegar a ser totalmente de María y de Jesús es un proceso de toda la vida.
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. In Ea, TOTUS TUUS!

Algunas fórmulas de consagración conocidas :

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Oh, María, Madre mía,

yo me consagro del todo a Tí

y en prueba de mi filial afecto,

te consagro en este día

mis ojos, mis oídos,

mi lengua, mi corazón,

en una palabra, todo mi ser

y ya que soy todo tuyo,

Oh Madre de bondad,

guárdame y defiéndeme

como a cosa y posesión tuya.

Amén.
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¡Oh Señora y Madre mía!

Con filial cariño vengo

a ofrecerte en este día

cuanto soy y cuanto tengo.


Mi boca para cantarte,

mi voz para bendecirte,

mi corazón para amarte,

mi vida para servirte.


Acepta, Madre, este don,

que te ofrenda mi cariño,

y guárdame como a un niño

cerca de tu Corazón.

Que nunca sea traidor

al amor que hoy me enajena

y que desprecie sin pena

los halagos de otro amor.


Que, aunque el dolor me taladre

y haga de mí un crucifijo,

que yo sepa ser tu hijo

y sienta que eres mi Madre.


En la dicha, en la aflicción,

en la pena, en la alegría,

¡mírame con compasión,

no me dejes, Madre mía!