Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Mes de María sacerdotal


Comienza el mes de mayo, sentimos la necesidad de este mes de mayo, este mes tuyo Madre, este mes en el que te honraremos, en el que pensaremos en Ti, en el que nos confiaremos a tu protección. El mes de mayo, Madre, tu mes.

Todos, necesitamos de este mes, aquellos que son piadosos, para que lo sean más. Aquellos que son superficiales, para que profundicen en las razones de la fe, aquellos que en cambio están lejos de ti y de tu Hijo Jesús, para que sientan la necesidad de volver a Ti .

Bienvenido Madre este mes tuyo que emprendemos con fervor, entraremos en tu Corazón Inmaculado, y Tú nos darás tantas cosas...

4 puntos para vivirlo :

- Cada día un propósito para poner en práctica durante la jornada y una petición.

- Encomendar a los sacerdotes que cada uno quiera presentar a la Virgen en este mes.

- Compromiso de visitar un Santuario de la Virgen o una Iglesia dedicada a Ella, rezando el rosario por todos los sacerdotes y seminaristas del mundo.

- Tengamos un lugar especial en nuestro hogar para nuestra Madre, cada día una pequeña y sencilla flor que acompañe su imagen , una vela encendida cuando recemos ante ella, una inclinación de cabeza en algunos momentos que pasemos delante, una jaculatoria, un beso, …¡qué sé yo! cada uno conoce las muestras de cariño puede ofrecerle. Hagámonos pequeños, seamos verdaderos niños que con amor quieren hacer sonreír a su Madre.


Mater mundi, ora pro nobis


Santa Maria, Vergine delle vergini, madre e figlia del Re di tutti i re, donaci il tuo conforto, perché meritiamo il premio della vita celeste.

Santa Maria, misericordiosissima fra le creature misericordiose, santissima fra le sante, intercedi per noi. Per mezzo tuo, o Vergine, accolga le nostre suppliche Colui che, nato da te per noi, regna ora nei cieli: il suo misericordioso amore cancelli i nostri peccati.

Santa Madre di Dio, che fosti degna di portare nel grembo colui che l'universo non può contenere, cancella con la tua benigna intercessione le nostre colpe, perché, assolti per mezzo tuo, possiamo salire alla dimora della gloria perenne, dove col Figlio regni senza fine.
Sant'Ambrogio di Milano.


“ Al que Dios quiere hacer santo,
le da un GRAN AMOR por la Virgen María”


(S. Luis Mª G. de Montfort)

La Pascua con María

La Pascua es un tiempo eminentemente cristológico. Este tiempo litúrgico nos orienta hacia la presencia y el don de Cristo Resucitado, que llena esplendor de su luz la vida de los cristianos. Nuestra vida, unida a la de Cristo por el Bautismo y la Eucaristía, participa de la Pascua del Señor. Si vivimos con Él, vivimos de Él. La vida del cristiano participa ya de la eternidad en la que Cristo vive y actúa.

Pero no faltan motivos para recordar a María en el tiempo de Pascua y en la espera del Espíritu Santo. Conviene que la espiritualidad de este tiempo esté marcada por su presencia y su ejemplo. Sabemos indirectamente que la Virgen participa de la Pascua de su Hijo, en la alegría de su Resurrección, y como Mujer nueva que ha vivido, como ningún otro, junto al Hombre nuevo, el misterio pascual.

María está presente en Pentecostés, en la oración común (Hch. 1,14), como Madre de Jesús. La iconografía más antigua representa a María en la Ascensión como figura y modelo de la Iglesia. Es, pues, Virgen de la Pascua del Hijo, Iglesia orante de la Ascensión y en la espera del Espíritu, Madre de Jesús y de los discípulos de Cristo en la efusión del Espíritu Santo (LG 59).

La liturgia debe mostrar la potencia de la Pascua de Cristo y el don del Espíritu operante en María. Por otra parte, es deseable que la liturgia pascual, sobre el hilo conductor del dato bíblico (Hch. 1,14), desarrolle culturalmente la relación arcana existente entre el Espíritu, la Iglesia y María.

Durante los cincuenta días que la Iglesia, con alegría y júbilo, celebra el misterio pascual, la liturgia recuerda también a la Madre de Cristo llena de gozo por la Resurrección de Cristo, dedicada a la oración con los apóstoles y esperando confiadamente con ellos el don del Espíritu Santo. La Iglesia por su parte, al ejercer su función maternal, celebrando los sacramentos de la iniciación cristiana –que son los sacramentos pascuales-, reconoce en la Santísima Virgen el modelo de su maternidad y se da cuenta, además, de que en la Madre de Cristo tiene un modelo y una ayuda en el encargo de proclamar el Evangelio que Cristo le encomendó después de resucitar de entre los muertos (Mt. 28, 19-20).

Entre los elementos marianos de la liturgia del tiempo pascual recordamos: el Regina coeli, el Magnificat de Vísperas, rezado en la perspectiva pascual de su composición y de los sentimientos de María después de la Pascua, cuando ya en Cristo se han realizado algunas promesas del Magnificat : ha exaltado a los humildes. Tienen también un tono mariano algunas oraciones de intercesión que aparecen en Vísperas.

La celebración del mes de mayo en honor de María no debe desviar la mirada de esta espiritualidad mariana pascual. La fiesta de la Visitación puede ser contemplada a la luz de Pentecostés, anticipado en María. Se celebra en algunas naciones el lunes después de Pentecostés la fiesta de María, Madre de la Iglesia, con los formularios que ahora se encuentran en el Misal Romano, como misas votivas de la Virgen.

Que Ella nos ayude a vivir santamente la Pascua y, como ella, a esperar en actitud orante la fuerza del Espíritu Defensor.

¡Feliz y santa Pascua en compañía de María!