Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Préstame, Madre mía ...



A MARÍA EN EL CALVARIO

Acaricias con maternal ternura su cuerpo tibio,
su amado rostro
…tus dedos perciben su muerte,
tu corazón… sus palpitaciones.

En tu regazo...
el yaciente se apresta a partir al Padre desde tus brazos…
entre tus manos…
y se queda entre nosotros

Madre del Eterno, Madre mía,

quiero tu llanto… tu silencio...
quiero tu dolor… tu sufrimiento...
quiero tus brazos… tu regazo

No resistí su inerme cuerpo …

con un lienzo lo cubrí para no verlo…
para no verlo

Préstame tu mirada
…quiero contemplarlo a solas y…

en silencio

Préstame tu ternura
…para acariciarle los pies,

para sanar sus heridas
y caminar sus caminos a su lado y
… en silencio

Préstame tu corazón
para entender el amor …

para amarle como amó,
dándolo todo… en silencio.

Préstame tu fe
…para volverlo a la vida,

que habite en mi interior y la vida me conceda.

Préstame tu fortaleza
…para enfrentarme a la vida,

para anunciar su verdad con gozo y valentía.

Préstame tu dolor
…para sentirlo más mío,

para sufrir su pasión y poder morir contigo todas tus muertes,
sintiendo el metal frío,
atravesando tu alma con su agonía…
con su agonía

Préstame Madre tus ojos
…para llorar por su muerte,

para mirarlo en silencio,
para grabarlo en mi mente

Préstame tu lugar
...junto a tu Hijo en la Cruz,

para estar solo a su lado,
en oración y… en silencio