Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

ECOS DE FÁTIMA 32


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VII)

Marisela (Huelva)



Hace dos años que estuve en Fátima y aún siento en mi espíritu la grata sensación que se respira en ese Santuario. Creo que el Espíritu Santo rodea toda nuestras vidas, pero también creo que es verdad lo que me decían, antes de ir allí: que en los lugares de peregrinación se siente más fuerte el soplo del Espíritu, te encuentras arropado por la Virgen y no sabes cómo describirlo.

Hoy voy a rezar mi Rosario especialmente para Ella, la Virgen de Fátima, para que nos ilumine el camino con su luz diáfana y para que me guíe especialmente estos días en que preparo el próximo Cursillo de Cristiandad.

Mis intenciones irán hacia los mejicanos que están pasando horas aciagas de enfermedad, hacia los padres de familia que no tienen trabajo y hacia los hermanos cristianos de Jerusalén, para que la Virgen de Fátima les proteja y les ayude en sus necesidades.

ECOS DE FÁTIMA 31


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VI)

PIDO UN MILAGRO (Peregrino de Madrid)

A lo mejor ha habido una noticia que haga viejo este comentario, pero debo escribirlos unos días antes pues no estoy en Madrid. Si Dios quiere hoy estoy en Fátima y esta tarde celebraremos la Misa en la capilla de la Virgen. Venimos ochenta y un feligreses de la parroquia, pero en ese momento quiero pedir especialmente un milagro. Es un milagro egoísta, pues es para mí, pero no sólo me afecta a mí.

Quiero pedirle a la Virgen el milagro de la conversión, el ser capaz de “estar siempre pronto para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre, respeto y buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra conducta en Cristo.” Lo que pido para mí lo pediré para mis dieciocho mil feligreses y para cada lector de estos comentarios, pero dejarme ser egoísta y que lo pida primero para mí.

¿Por qué no me convierto? ¿Por qué pongo todavía reticencias a Dios en mi vida y me guardo mis cosas, mis asuntos, mis gustos y me aferro a mi “hombre viejo” con más razones que feligreses tengo?. Me aferro con angustia al mundo y “el mundo no puede recibirlo (al Espíritu de la verdad), porque no lo ve ni lo conoce.” Tal vez me guste ser ciego e ignorante. Tal vez te ocurra a ti lo mismo como nos decía el Papa en las últimas líneas de su primera homilía como Obispo de Roma. Tememos perder cosas cuando sólo podemos ganar la salvación, la alegría de Cristo, es decir la alegría del hombre.

“No os dejaré desamparados, volveré.” Esta frase tan rotunda de Cristo tiene que entrar en nuestro corazón y afianzarse hasta los cimientos de nuestro corazón. No sé lo que os pasará a vosotros, yo necesito que me lo recuerden cada día y necesito que lo grabe en mi vida nuestra madre la Virgen. Yo puedo darme cien mil razones para aguar mi vida de fe, pero cuando mire a los ojos a la Virgen se me caerán todas esas razones por los suelos. Puedo mentirme a mí mismo pero no puedo mentir a mi madre, a la que nunca se sintió desamparada pues sabía que su Hijo volvería, que estaba y está con nosotros. Podría pedir ese milagro hoy, ahora, según escribo. Tal vez sea mi pereza lo que me hace retrasarlo, hasta el momento de estar ante la imagen de la Virgen de Fátima, pero los humanos necesitamos nuestros momentos, nuestra historia personal. ¿Por qué a la Virgen de Fátima y no a la Virgen de Atocha, si es la misma? No lo sé.

¿Se ha cumplido el milagro? Tendré que esperar para saberlo. Volvemos de Fátima el lunes por la noche. ¿Lo sabré el martes?. Creo que no lo sabré ni yo. Tal vez la Virgen me diga al corazón: “Lo sabes, vívelo día a día.” Y mañana lo viviré y pasado se me olvidará.

Después de tanto hablar de mí en este comentario, ¿qué tal si pensases que lo has escrito tú?. Tal vez no vayas a Fátima, pero seguro que tienes una imagen de la Virgen cerca, hasta allí puede ser tu peregrinación. ¿No querrías tu también pedir este milagro?. Vamos a hacerlo y tal vez pase como en tiempos de Felipe: “La ciudad se llenó de alegría.” Ni Dios Padre, Hijo ni Espíritu Santo, ni nuestra madre la Virgen nos defrauda.