Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Reina y Madre de los Sacerdotes



Ofrecimiento y Consagración al
Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen María

Madre Inmaculada,
en este lugar de gracia,
convocados por el amor de tu Hijo Jesús,
Sumo y Eterno Sacerdote, nosotros,
hijos en el Hijo y sacerdotes suyos,
nos consagramos a tu Corazón materno,
para cumplir fielmente la voluntad del Padre.
Somos conscientes de que, sin Jesús,
no podemos hacer nada (cfr. Jn 15, 5)
y de que, sólo por Él, con Él y en Él,
seremos instrumentos de salvación para el mundo.

Esposa del Espíritu Santo,
alcánzanos el don inestimable de la transformación en Cristo.
Por la misma potencia del Espíritu que,
extendiendo su sombra sobre Ti,
te hizo Madre del Salvador,
ayúdanos para que Cristo, tu Hijo,
nazca también en nosotros.
Y, de este modo, la Iglesia pueda ser renovada por santos sacerdotes,
transfigurados por la gracia de Aquel que hace nuevas todas las cosas.

Madre de Misericordia,
ha sido tu Hijo Jesús quien nos ha llamado a ser como Él:
luz del mundo y sal de la tierra. (cfr. Mt 5, 13-14).
Ayúdanos, con tu poderosa intercesión,
a no desmerecer esta vocación sublime,
a no ceder a nuestros egoísmos,
ni a las lisonjas del mundo,
ni a las tentaciones del Maligno.
Presérvanos con tu pureza,
custódianos con tu humildad
y rodéanos con tu amor maternal,
que se refleja en tantas almas consagradas a ti
y que son para nosotros auténticas madres espirituales.

Madre de la Iglesia,
nosotros, sacerdotes,
queremos ser pastores que no se apacientan a sí mismos,
sino que se entregan a Dios por los hermanos,
encontrando la felicidad en esto.
Queremos cada día repetir humildemente
no sólo de palabra sino con la vida,
nuestro « aquí estoy ».
Guiados por ti,
queremos ser Apóstoles de la Divina Misericordia,
llenos de gozo por poder celebrar diariamente
el Santo Sacrificio del Altar
y ofrecer a todos los que nos lo pidan
el sacramento de la Reconciliación.

Abogada y Mediadora de la gracia,
tú que estás unida a la única mediación universal de Cristo,
pide a Dios, para nosotros,
un corazón completamente renovado,
que ame a Dios con todas sus fuerzas
y sirva a la humanidad como tú lo hiciste.
Repite al Señor esa eficaz palabra tuya:
«no les queda vino » (Jn 2, 3),
para que el Padre y el Hijo derramen sobre nosotros,
como una nueva efusión,
el Espíritu Santo.

Lleno de admiración y de gratitud por tu presencia continua entre nosotros,
en nombre de todos los sacerdotes,
también yo quiero exclamar:
«¿quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? » (Lc 1, 43).

Madre nuestra desde siempre,
no te canses de « visitarnos »,
consolarnos, sostenernos.
Ven en nuestra ayuda
y líbranos de todos los peligros que nos acechan.

Con este acto de ofrecimiento y consagración,
queremos acogerte de un modo más profundo y radical,
para siempre y totalmente,
en nuestra existencia humana y sacerdotal.

Que tu presencia haga reverdecer el desierto de nuestras soledades
y brillar el sol en nuestras tinieblas,
haga que torne la calma después de la tempestad,
para que todo hombre vea la salvación del Señor,
que tiene el nombre y el rostro de Jesús,
reflejado en nuestros corazones,
unidos para siempre al tuyo.

Así sea.

... Adveniat per Mariam !!

Oh Dios, que en tu providencia estableciste
que la Madre permaneciera fiel
junto a la Cruz de tu hijo,
para dar cumplimiento a las antiguas figuras,
y ofrecer un ejemplo nuevo de fortaleza.
Ella es la Virgen Santa
que resplandece como nueva Eva,
para que así como una mujer contribuyó a la muerte
así también la mujer contribuyera a la vida.
Ella es el modelo de la Iglesia Esposa que,
como Virgen intrépida,
sin temer a las amenzas
ni quebrantarse en las persecuciones,
guarda íntegra la fidelidad prometida al Esposo.
Ella, que por obra del Espíritu Santo
fue Madre de Cristo,
por un nuevo don de tu bondad compartió su pasión,
y los dolores que no sufrió al darlo a luz,
los padeció, inmensos, al hacernos renacer en ti.
Concédenos, a quienes en esta noche
hemos acompañado la Cruz de Cristo,
vivir como testigos de tu amor,
plenamente manifestado en este signo
que une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino.
Te lo pedimos por Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro, que, al extender sus brazos en la Cruz,
trazó el signo indeleble de tu alianza,
y vive y reina por los siglos de los siglos.

(De la Liturgia Hispana)

Mes de María sacerdotal


Comienza el mes de mayo, sentimos la necesidad de este mes de mayo, este mes tuyo Madre, este mes en el que te honraremos, en el que pensaremos en Ti, en el que nos confiaremos a tu protección. El mes de mayo, Madre, tu mes.

Todos, necesitamos de este mes, aquellos que son piadosos, para que lo sean más. Aquellos que son superficiales, para que profundicen en las razones de la fe, aquellos que en cambio están lejos de ti y de tu Hijo Jesús, para que sientan la necesidad de volver a Ti .

Bienvenido Madre este mes tuyo que emprendemos con fervor, entraremos en tu Corazón Inmaculado, y Tú nos darás tantas cosas...

4 puntos para vivirlo :

- Cada día un propósito para poner en práctica durante la jornada y una petición.

- Encomendar a los sacerdotes que cada uno quiera presentar a la Virgen en este mes.

- Compromiso de visitar un Santuario de la Virgen o una Iglesia dedicada a Ella, rezando el rosario por todos los sacerdotes y seminaristas del mundo.

- Tengamos un lugar especial en nuestro hogar para nuestra Madre, cada día una pequeña y sencilla flor que acompañe su imagen , una vela encendida cuando recemos ante ella, una inclinación de cabeza en algunos momentos que pasemos delante, una jaculatoria, un beso, …¡qué sé yo! cada uno conoce las muestras de cariño puede ofrecerle. Hagámonos pequeños, seamos verdaderos niños que con amor quieren hacer sonreír a su Madre.


Mater mundi, ora pro nobis


Santa Maria, Vergine delle vergini, madre e figlia del Re di tutti i re, donaci il tuo conforto, perché meritiamo il premio della vita celeste.

Santa Maria, misericordiosissima fra le creature misericordiose, santissima fra le sante, intercedi per noi. Per mezzo tuo, o Vergine, accolga le nostre suppliche Colui che, nato da te per noi, regna ora nei cieli: il suo misericordioso amore cancelli i nostri peccati.

Santa Madre di Dio, che fosti degna di portare nel grembo colui che l'universo non può contenere, cancella con la tua benigna intercessione le nostre colpe, perché, assolti per mezzo tuo, possiamo salire alla dimora della gloria perenne, dove col Figlio regni senza fine.
Sant'Ambrogio di Milano.


“ Al que Dios quiere hacer santo,
le da un GRAN AMOR por la Virgen María”


(S. Luis Mª G. de Montfort)

La Pascua con María

La Pascua es un tiempo eminentemente cristológico. Este tiempo litúrgico nos orienta hacia la presencia y el don de Cristo Resucitado, que llena esplendor de su luz la vida de los cristianos. Nuestra vida, unida a la de Cristo por el Bautismo y la Eucaristía, participa de la Pascua del Señor. Si vivimos con Él, vivimos de Él. La vida del cristiano participa ya de la eternidad en la que Cristo vive y actúa.

Pero no faltan motivos para recordar a María en el tiempo de Pascua y en la espera del Espíritu Santo. Conviene que la espiritualidad de este tiempo esté marcada por su presencia y su ejemplo. Sabemos indirectamente que la Virgen participa de la Pascua de su Hijo, en la alegría de su Resurrección, y como Mujer nueva que ha vivido, como ningún otro, junto al Hombre nuevo, el misterio pascual.

María está presente en Pentecostés, en la oración común (Hch. 1,14), como Madre de Jesús. La iconografía más antigua representa a María en la Ascensión como figura y modelo de la Iglesia. Es, pues, Virgen de la Pascua del Hijo, Iglesia orante de la Ascensión y en la espera del Espíritu, Madre de Jesús y de los discípulos de Cristo en la efusión del Espíritu Santo (LG 59).

La liturgia debe mostrar la potencia de la Pascua de Cristo y el don del Espíritu operante en María. Por otra parte, es deseable que la liturgia pascual, sobre el hilo conductor del dato bíblico (Hch. 1,14), desarrolle culturalmente la relación arcana existente entre el Espíritu, la Iglesia y María.

Durante los cincuenta días que la Iglesia, con alegría y júbilo, celebra el misterio pascual, la liturgia recuerda también a la Madre de Cristo llena de gozo por la Resurrección de Cristo, dedicada a la oración con los apóstoles y esperando confiadamente con ellos el don del Espíritu Santo. La Iglesia por su parte, al ejercer su función maternal, celebrando los sacramentos de la iniciación cristiana –que son los sacramentos pascuales-, reconoce en la Santísima Virgen el modelo de su maternidad y se da cuenta, además, de que en la Madre de Cristo tiene un modelo y una ayuda en el encargo de proclamar el Evangelio que Cristo le encomendó después de resucitar de entre los muertos (Mt. 28, 19-20).

Entre los elementos marianos de la liturgia del tiempo pascual recordamos: el Regina coeli, el Magnificat de Vísperas, rezado en la perspectiva pascual de su composición y de los sentimientos de María después de la Pascua, cuando ya en Cristo se han realizado algunas promesas del Magnificat : ha exaltado a los humildes. Tienen también un tono mariano algunas oraciones de intercesión que aparecen en Vísperas.

La celebración del mes de mayo en honor de María no debe desviar la mirada de esta espiritualidad mariana pascual. La fiesta de la Visitación puede ser contemplada a la luz de Pentecostés, anticipado en María. Se celebra en algunas naciones el lunes después de Pentecostés la fiesta de María, Madre de la Iglesia, con los formularios que ahora se encuentran en el Misal Romano, como misas votivas de la Virgen.

Que Ella nos ayude a vivir santamente la Pascua y, como ella, a esperar en actitud orante la fuerza del Espíritu Defensor.

¡Feliz y santa Pascua en compañía de María!

En camino con María




Oh María, tú que has recorrido

el camino de la cruz junto con tu Hijo,

quebrantada por el dolor en tu corazón de madre,

pero recordando siempre el "fiat"

e íntimamente confiada en que Aquél

para quien nada es imposible cumpliría sus promesas,

suplica para nosotros

y para los hombres de las generaciones futuras

la gracia del abandono en el amor de Dios.

Haz que, ante el sufrimiento, el rechazo y la prueba,

por dura y larga que sea, jamás dudemos de su Amor.

A Jesús todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

(Oración de la IV estación del Via Crucis del año 2000)

Historia de un dogma : “Θεοτόκος”


La maternidad de María es plenamente humana. En la expresión: “Dios envió a su Hijo nacido de una mujer” está resumida la verdad fundamental sobre Jesús como Persona divina quien ha asumido totalmente nuestra naturaleza humana: Él es el Hijo de Dios, es engendrado por Él, y al mismo tiempo es el hijo de una mujer, María. Viene de ella. Procede de Dios y de María. Por eso la Madre de Jesús puede ser y debe ser llamada Madre de Dios, lo que en griego se dice Theotókos.


S.S. Benedicto XVI - Homilía, 31.12.2006

*************

Aproximadamente en el año 431 d.C. María fue proclamada no sólo "portadora de Cristo" sino "portadora de Dios", (en griego, Theotokos), en un concilio celebrado en Éfeso y presidido por Cirilo de Alejandría. Más tarde se repetiría en el Concilio de Calcedonia (año 451) y el segundo de Constantinopla (año 553).

¿Qué había sucedido?

La posición de María ya era, en este siglo IV, una cuestión obviamente preocupante :

Epifanio, un padre de la Iglesia, había hecho una distinción precisa : "Que María sea honrada, pero que el Padre, el Hijo y el Espíritu sean adorados".

En el primer concilio de Constantinopla del siglo IV la maternidad virginal de María había sido proclamada como una manera de asegurar la divinidad de Cristo: el dogma llamaba la atención sobre la suspensión de las leyes naturales en el momento de su encarnación.

Su formulación —basada en los conceptos naturaleza / persona— hay que inscribirla en la filosofía helenista que dominaba entonces la Cristiandad.

La instalación del dogma fue precedida de una disputa violenta a comienzos del siglo V entre el patriarca de Alejandría, Cirilo, y el patriarca de Constantinopla, Nestorio.

Cirilo proponía la fórmula “Theotokos” (Madre de Dios)

Nestorio proponía la de “Christotokos” (Madre de Cristo, es decir, del Jesús humano y mortal), este planteamiento resaltaba que Cristo poseía dos naturalezas, una humana y una divina; esto significaba que María llevó a Cristo en su vientre, pero no pudo haber llevado a Dios :

“Y ¿cómo podría Dios tener una madre? Nadie puede dar a luz a alguien más viejo que él mismo. Pero Dios es más viejo que María… Pero si Dios tiene una madre, entonces el pagano no merece realmente reproche alguno cuando habla de las madres de los dioses. Y Pablo sería un embustero cuando determina que la divinidad de Cristo “carece de padre y de madre” y de genealogía. Querido amigo, María no ha alumbrado a la divinidad [..]. el ente creado no es madre del increado [...]. La criatura no ha alumbrado al creador, sino al hombre, que fue instrumento de la divinidad [...]”

Los obispos de Siria estuvieron de acuerdo con Nestorio, pero no así Cirilo, patriarca de Alejandría. Se decidió entonces celebrar un concilio en Éfeso para discutir esta cuestión. Pero Cirilo declaró el concilio abierto antes de que se presentasen los obispos sirios e inmediatamente excomulgó a Nestorio, a quien no acompañaba nadie que pudiese defender su causa. Éste fue el dudoso y muy humano fundamento de un dogma que nunca más se pondría en duda.

Finalmente se adoptó como dogma la doctrina propuesta por Cirilo, se le concedió a María el título de Madre de Dios, y los nestorianos fueron condenados como herejes. En Éfeso y en Calcedonia ganaron los alejandrinos.

El Concilio de Éfeso formuló así el dogma : "Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona la Santísima Trinidad. María no es sólo madre de la naturaleza, del cuerpo, sino también de la persona, quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona , así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos, Dios y hombre. Entonces, Ella es la Madre de Dios."

Por otra parte, es curiosa la "coincidencia" de que este dogma se proclamara en Éfeso, ciudad que fue centro del culto a la Gran Madre de las religiones ancestrales, del culto a la diosa frigia Cibeles, diosa de la Madre Tierra, adorada en Anatolia desde tiempos del Neolítico; y del culto a la diosa Artemisa, diosa de la caza (Diana para los romanos), una diosa también virgen y también intercesora ante los dioses.
 
Santa María, MADRE DE DIOS,
ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
 

María, Madre Espiritual de la humanidad


CARTA DEL P. ROJAS (S.I) SOLICITANDO LA ADHESIÓN A ESTA CAUSA MARIANA :


Queridos todos:

Como veis, los Cardenales y Obispos están haciendo una campaña mundial para pedir al Papa la proclamación dogmática de la Maternidad divina de María en sus tres dimensiones de Corredentora, Mediadora y Abogada.

El Papa quiere que le lleguen abundantes peticiones, tanto de particulares, como de grupos de personas, Asociaciones, Movimientos, Comunidades religiosas, Congregaciones, Seminarios, etc., etc.

Conviene hacerlo con carta, a esta dirección:

A Su Santidad Benedicto XVI


Palacio Apostólico

00120, CITTÀ DEL VATICANO


ITALIA


Aquellos que tengan interés no sólo enviarán su petición, sino que lo difundirán ampliamente para que puedan llegar pronto al Papa estas peticiones.

Muchas gracias en nombre de la Virgen. Lo recibirá como un regalo muy grato en estas Navidades.

Un cordial saludo,

Ángel María Rojas, S.J.

Aquí podéis descargar el modelo para escribir la carta al Santo Padre :   


Aunque es preferible hacerlo por carta postal, el correo electrónico del Papa :   benedictoxvi@vatican.va

**********************

Carta del Cardenal Luis Aponte Martínez, Arzobispo emérito de San Juan de Puerto Rico, en la que informa sobre los pasos que está dando la petición de que el Papa proclame la definición de la maternidad espiritual de la Santísima Virgen María.


8 de Diciembre del 2009

Solemnidad de la Inmaculada Concepción


Mis queridos hermanos Cardenales y Obispos:

El 1 de enero del 2008, cinco Cardenales escribimos a todos los Obispos del mundo para notificarles de la petición hecha a Su Santidad Benedicto XVI, por un grupo internacional de Cardenales y Obispos reunidos en Fátima, pidiéndole en humildad la solemne definición de la Santísima Virgen María como la Madre Espiritual de la humanidad, bajo sus tres roles como Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada. Ya en el pasado, cientos de Obispos y millones de fieles han hecho esta súplica. Una vez más y recientemente muchos Obispos han respondido. Siendo uno de esos cinco Cardenales que envió esta petición global, ahora quiero darles una actualización sobre esta solicitud de la Iglesia universal.

Recientemente las Filipinas presentaron a Su Santidad una petición por esta solemne definición, a través del Cardenal Vidal, Arzobispo de Lagdameo y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, junto con otros Arzobispos y Obispos. La petición fue acompañada de una carta personal de la Presidente de Filipinas, la Sra. Gloria Arroyo, en la cual apoyó fuertemente la petición de los Obispos.

Asimismo, varios grupos representativos de Cardenales y Obispos de la India y países cercanos, incluyendo el Cardenal Vithayathil, Presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de la India, han presentado su propia petición por este 5º dogma Mariano al Papa Benedicto XVI. Una petición similar fue enviada desde África, por el Arzobispo Félix Job, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria y varios otros Obispos Nigerianos. De igual manera, Obispos de Europa del Este, incluyendo al Arzobispo Kramberger de Eslovenia, han enviado su propia petición por esta proclamación Mariana. Y, junto con Obispos de numerosos países de Latinoamérica, envié nuestra propia petición al Papa Benedicto por esta definición papal de la Maternidad Espiritual de Nuestra Señora.

Cientos de Congregaciones de Religiosas Contemplativas están en oración y ofrecimiento permanente, y fieles laicos en todo el mundo se han unido a sus Obispos. Muchos días de oración comunitaria, conferencias, oraciones individuales y peticiones al Santo Padre del laicado, constituyen una manifestación positiva del sensus fidelium por este potencial dogma Mariano.

Todos hemos percibido una urgencia mundial de la más grande intercesión posible de nuestra Madre celestial por las crisis sin precedentes de fe, familia, sociedad y paz, que marcan la condición humana presente. Vemos la definición papal de la maternidad espiritual de la Santísima Virgen, como un remedio extraordinario a estas crisis globales que amenazan hoy a gran parte de la humanidad. Cuantos más reconozcamos el poder intercesor de María, más será capaz de ejercerlo por todos los pueblos del mundo que le fue entregado a su cuidado en el Calvario.

Por lo tanto, queridos hermanos, los invito encarecidamente a unírsenos en esta renovada petición al Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, enviándole su propia carta por este discernimiento, de lo que pueda constituir un siguiente paso positivo para esta solemne proclamación de la Maternidad Espiritual de María.

Gracias por sus oraciones y discernimiento para esta importantísima obra en honor de Nuestra Señora, que puede constituir un histórico beneficio de gracia y bendición para toda la humanidad.

+ Luis Cardenal Aponte Martínez

Arzobispo Emérito

San Juan, Puerto Rico.

Bendito el fruto de tu vientre...


Al llamar Isabel, movida por el Espíritu Santo, a María "Madre de mi Señor", manifiesta que la Virgen es Madre de Dios.



San Juan Crisóstomo se admiraba en la contemplación de esta escena del Evangelio : "Ved qué nuevo y admirable es este misterio : Aún no ha salido del seno y ya habla mediante saltos; aún no se le permite clamar y ya se le escucha por los hechos [...]; aún no ve la luz y ya indica cuál es el Sol; aún no ha nacido y ya se apresura a hacer de Precursor. Estando presente el Señor, no puede contenerse ni soporta esperar los plazos de la naturaleza, sino que trata de romper la cárcel del seno materno y se cuida de dar testimonio de que el Salvador está a punto de llegar".

Con María : MARANATHÁ !! . . . מרן אתא






Madre de la espera y mujer de la esperanza,  ¡Ora pro nobis!


Madre de sonrisa y mujer de los silencios, ¡Ora pro nobis!


Madre de frontera y mujer apasionada, ¡Ora pro nobis!


Madre del descanso y mujer de los caminos, ¡Ora pro nobis!


Madre del respiro y mujer de los desiertos, ¡Ora pro nobis!


Madre del ocaso y mujer de los recuerdos, ¡Ora pro nobis!


Madre del presente y mujer de los retornos, ¡Ora pro nobis!


Madre del amor y mujer de la ternura, ¡Ora pro nobis!



 
 
Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia.


Virgen del Adviento,


esperanza nuestra, de Jesús la aurora,


del cielo la puerta.


Madre de los hombres, de la mar estrella,


llévanos a Cristo, danos sus promesas.


Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,


del Señor la esclava, del mundo la Reina.


Alza nuestros ojos, hacia tu belleza,


¡Amén!

(V. Panis - JPII)

ECOS DE FÁTIMA 33


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VIII)

ENCUENTROS DE AMOR CON LA MADRE

Cristina  Hontalba  (Toledo)

Escuchar la palabra Fátima es para mí un cúmulo de recuerdos, sensaciones, experiencias vividas en peregrinaciones a Fátima o peregrinaciones de espíritu, que también se puede estar con la gente sin estar presente.

Mi primera peregrinación a Fátima fue en febrero de 2006 donde sin apenas ganas de hacer nada ya que pasaba por un momento de mi vida muy difícil, un sacerdote me recomendó que me acercara a María en esta peregrinación. Nos pusimos en camino y con mucha desilusión por que llovía caminamos 17 kilómetros. María quería que llegáramos limpios por fuera y sobretodo por dentro a su encuentro. Momento que aún recuerdo con lágrimas en los ojos, donde cayendo rodilla al suelo sólo me salía decir GRACIAS. Esta peregrinación la recuerdo como un momento vivido en María para estar más cerca de su Hijo y descargar en la Capelinha todos mis problemas y preocupaciones. Desde este momento Fátima y el grupo 21 han sido parte de mi vida y hemos vivido muchos momentos muy fuertes juntos.

Mi segunda peregrinación fue justo un año después en Febrero de 2007 aquí ya iba con muchísimas ganas de acercarme a María, para volver a descansar en Ella, cuál fue mi sorpresa que caminando hacia la aparición del Pozo y después a la aparición de agosto, en mi interior yo sentí algo que no se puede explicar mucho con palabras. María me pedía que estuviera más cerca de Ella, que entregara todo a Ella para hacer su voluntad, por medio de la Consagración a Jesús por María. Yo me lo guarde en mi corazón y lo medité en la vigila que tuvimos por la noche, a la mañana siguiente yo tenía que contárselo a alguien, pero no encontraba a nadie hasta que el Señor por la noche me puso a la que es ahora mi madrina de Consagración y sólo con decirle : tengo que contarte algo muy importante, ella ya supo lo que era. Rezamos juntas en la Capelinha y se lo pedimos a María, que se hiciera su voluntad.

Desde Febrero hasta el 8 de diciembre fui preparando este encuentro tan íntimo y personal con María, hacer todo según su voluntad, este momento se hizo desear, tuvo que ser a las 11 de la noche ya que antes el sacerdote que debía presidir el acto no pudo. Siempre haciendo su voluntad aunque nos cueste.

Mi tercera peregrinación fue en febrero de 2008, momento muy importante en mi vida de pareja porque poníamos a María como pilar en nuestra relación, ya que sin Ella no hubiéramos podido llegar al matrimonio. Esta peregrinación es muy especial vivida en pareja y además dando gracias constantes a María por mi Consagración que había hecho en diciembre. Con cuanta alegría y emoción recuerdo estos cuatro días en Fátima, fueron momentos de descanso, oración y continuo agradecimiento.

Mi cuarta peregrinación fue en febrero de 2009 pero esta no fue físicamente ya que por motivos de trabajo me tuve que quedar en casa, esta peregrinación la viví desde una continua oración y conexión a la Capelinha vía Internet, ya que en todo momento me sentía muy cerca de ellos. Peregrinación distinta pero llena del amor del Señor por medio de su Madre María.

Mi quinta y última peregrinación fue este verano, en agosto, aunque tampoco fui físicamente ya que por una operación de un familiar me debí quedar en casa. Esta peregrinación parecía que iba a salir genial, fue programada el Sábado Santo caminado por unos jardines, se nos ocurrió a mi madrina y ahijada y a mí, que en agosto ya que nadie tenía que trabajar podíamos ir a Fátima unos días a descansar. Qué buena idea, pensamos las dos, nada nos lo podrá truncar. Nadie nos lo truncó, yo me quedé en el pueblo y ellos se fueron, pero muy unidos a ellos en la oración pusieron todo a los pies de la Madre, donde se quedaron todos mis deseos y agradecimientos por el año vivido y por mi reciente boda, el día de la segunda aparición a los pastorcitos. Este encuentro con María fue vivido desde la entrega, como decían los mártires de Barbastro “Por Ti mi Reina, la sangre dar” y yo lo modifico : “por Ti mi Reina, aquí me debo quedar”.

Espero que este humilde y sencillo testimonio te sirva a Ti que lo estas leyendo para acercarte más al Corazón de María que se encuentra latiendo muy fuerte en Fátima por amor a Ti, da igual como seas, Ella nos quiere y nos espera con los brazos abiertos para que descansemos en su Amor.

ECOS DE FÁTIMA 32


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VII)

Marisela (Huelva)



Hace dos años que estuve en Fátima y aún siento en mi espíritu la grata sensación que se respira en ese Santuario. Creo que el Espíritu Santo rodea toda nuestras vidas, pero también creo que es verdad lo que me decían, antes de ir allí: que en los lugares de peregrinación se siente más fuerte el soplo del Espíritu, te encuentras arropado por la Virgen y no sabes cómo describirlo.

Hoy voy a rezar mi Rosario especialmente para Ella, la Virgen de Fátima, para que nos ilumine el camino con su luz diáfana y para que me guíe especialmente estos días en que preparo el próximo Cursillo de Cristiandad.

Mis intenciones irán hacia los mejicanos que están pasando horas aciagas de enfermedad, hacia los padres de familia que no tienen trabajo y hacia los hermanos cristianos de Jerusalén, para que la Virgen de Fátima les proteja y les ayude en sus necesidades.

ECOS DE FÁTIMA 31


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VI)

PIDO UN MILAGRO (Peregrino de Madrid)

A lo mejor ha habido una noticia que haga viejo este comentario, pero debo escribirlos unos días antes pues no estoy en Madrid. Si Dios quiere hoy estoy en Fátima y esta tarde celebraremos la Misa en la capilla de la Virgen. Venimos ochenta y un feligreses de la parroquia, pero en ese momento quiero pedir especialmente un milagro. Es un milagro egoísta, pues es para mí, pero no sólo me afecta a mí.

Quiero pedirle a la Virgen el milagro de la conversión, el ser capaz de “estar siempre pronto para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre, respeto y buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra conducta en Cristo.” Lo que pido para mí lo pediré para mis dieciocho mil feligreses y para cada lector de estos comentarios, pero dejarme ser egoísta y que lo pida primero para mí.

¿Por qué no me convierto? ¿Por qué pongo todavía reticencias a Dios en mi vida y me guardo mis cosas, mis asuntos, mis gustos y me aferro a mi “hombre viejo” con más razones que feligreses tengo?. Me aferro con angustia al mundo y “el mundo no puede recibirlo (al Espíritu de la verdad), porque no lo ve ni lo conoce.” Tal vez me guste ser ciego e ignorante. Tal vez te ocurra a ti lo mismo como nos decía el Papa en las últimas líneas de su primera homilía como Obispo de Roma. Tememos perder cosas cuando sólo podemos ganar la salvación, la alegría de Cristo, es decir la alegría del hombre.

“No os dejaré desamparados, volveré.” Esta frase tan rotunda de Cristo tiene que entrar en nuestro corazón y afianzarse hasta los cimientos de nuestro corazón. No sé lo que os pasará a vosotros, yo necesito que me lo recuerden cada día y necesito que lo grabe en mi vida nuestra madre la Virgen. Yo puedo darme cien mil razones para aguar mi vida de fe, pero cuando mire a los ojos a la Virgen se me caerán todas esas razones por los suelos. Puedo mentirme a mí mismo pero no puedo mentir a mi madre, a la que nunca se sintió desamparada pues sabía que su Hijo volvería, que estaba y está con nosotros. Podría pedir ese milagro hoy, ahora, según escribo. Tal vez sea mi pereza lo que me hace retrasarlo, hasta el momento de estar ante la imagen de la Virgen de Fátima, pero los humanos necesitamos nuestros momentos, nuestra historia personal. ¿Por qué a la Virgen de Fátima y no a la Virgen de Atocha, si es la misma? No lo sé.

¿Se ha cumplido el milagro? Tendré que esperar para saberlo. Volvemos de Fátima el lunes por la noche. ¿Lo sabré el martes?. Creo que no lo sabré ni yo. Tal vez la Virgen me diga al corazón: “Lo sabes, vívelo día a día.” Y mañana lo viviré y pasado se me olvidará.

Después de tanto hablar de mí en este comentario, ¿qué tal si pensases que lo has escrito tú?. Tal vez no vayas a Fátima, pero seguro que tienes una imagen de la Virgen cerca, hasta allí puede ser tu peregrinación. ¿No querrías tu también pedir este milagro?. Vamos a hacerlo y tal vez pase como en tiempos de Felipe: “La ciudad se llenó de alegría.” Ni Dios Padre, Hijo ni Espíritu Santo, ni nuestra madre la Virgen nos defrauda.

Fátima y El Rocío


Es conocida por todos la frase de Juan Pablo II que definía a España como “la tierra de María” y ¡que cierta es! No se trata aquí de echar una competición para ver si aquí la queremos más que en otros sitios, pero sí que es cierto que toda nuestra tierra vibra en torno a María. Es cierto: como también se ha indicado en muchas ocasiones no hay pueblo de nuestra geografía que no tenga “su Virgen” y que no se vuelque en demostrarla su amor.

Diversas advocaciones que nos descubren detalles maravillosos de la riqueza insondable de la Virgen. Como se descubren luces nuevas al contemplar un diamante según uno lo va girando, así es también con Ella. A más caras del diamante, más asombro, más gozo, más gratitud.

No conozco el Rocío: una pena, la verdad. Mi vida ha estado muy marcada por la Virgen, que me atrajo hacia Ella de una manera muy particular en Fátima, donde fui por primera vez allá por el año 1986, cuando comenzaba a hacer mis primeros “pinitos” en la vida mundana, alejada de Dios. Aquello fue un antídoto, como si hubieran sido dichas para mí las palabras de la Señora a Lucía: “No temas: mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios”.

Desde entonces hasta hoy, como decía con gracia un compañero sacerdote, he estado allí más veces que los pastorcillos, para encontrarme con la Virgen ayudando a otros y ayudándome yo mismo a profundizar en el mensaje que Ella vino a traer, en la convicción de que es, como dijo Juan Pablo II, el Evangelio dicho a los hombres de hoy, presentado como un modo de vida que desde el amor al Señor y a la Señora, con la penitencia y la oración, trata de asociarse a ellos en la apasionante y ardua tarea de salvar al mundo, a cada hombre, rescatándolos de la esclavitud del pecado, que puede llevarles a la condenación.

Si una cosa me ha dado aquel lugar es la posibilidad de conocer y amar más a la Virgen. Puedo decirlo sin exagerar y sin temor a equivocarme: sin Fátima yo no sería quien soy. Cuando llego me digo: “estoy en casa” y allí paso días maravillosos, sencillos, sin “fuegos artificiales” pero de verdadero cielo y peno cuando me toca, como los apóstoles en el Tabor, volver de nuevo a la llanura y al almanaque en el que voy señalando los días que faltan para regresar… ¿os suena? Me imagino que será lo mismo que muchos de vosotros habréis experimentado al acercaros a la Blanca Paloma, allí, en el Rocío. Es lo que tiene la Virgen: engancha.

No conozco el Rocío, una pena, la verdad, pero seguro que con vosotros comparto muchas cosas, experiencias y vivencias comunes en torno a la única Madre de Dios. Espero que llegue el día en que pueda además contemplar esa nueva luz de esa otra cara del diamante que se contempla, se goza y se vive en la marisma. A nuestra Madre del cielo le confío este deseo.

D. Juan Manuel Uceta, pbro.

¿Qué es la "espiritualidad mariana"?


La espiritualidad mariana consiste en la configuración con Cristo según el ejemplo de María, contando siempre con su ayuda, imitando su camino de fe.

No es "optativo" en la vida del creyente, Ella está íntimamente unida a la esencia de la espiritualidad de la Iglesia y por lo tanto a la espiritualidad Cristiana.
Tiene su fundamento bíblico en las palabras de Jesús en la Cruz a su Madre: "Mujer aquí tienes a tu hijo" y al discípulo: "Aquí tienes a tu Madre" (Jn. 19). Estas palabras determinan el lugar que ocupa María en la vida del discípulo de Cristo.

Esta Maternidad es un don de Cristo a los discípulos y por medio de ellos a cada hombre que lo acoge como Salvador y Redentor. La profundidad de esta relación se expresa por medio de la entrega y la acogida: acogiendo a la madre, como Juan, entre "sus cosas", el discípulo la introduce en todos los espacios de su vida interior, es decir en su yo humano y cristiano.

La entrega es la respuesta del amor de la madre y expresa la dimensión mariana del auténtico discípulo de Cristo. El que se consagra totalmente a Ella es el único que puede decir verdaderamente y plenamente aquello de que "el discípulo se la llevó a su casa"...

¿Cómo podemos vivir la consagración a María?


La consagración debe ser un acto libre y consciente, aceptado y vivido como un don.

Para prepararse bien es bueno conocer lo que la Iglesia enseña sobre la Madre de Dios y profundizar, con la ayuda de algún texto, el significado de esta consagración.

Establecida una fecha, en un momento de oración o también durante la Celebración Eucarística, se reza la oración de consagración, que se renovará puntualmente durante toda la vida ese mismo día.

Como signo de la consagración, algunos enamorados de la Virgen, como el Padre Kolbe invitaban a llevar la Medalla, pero sobre todo a ser verdaderos hijos y apóstoles de María, cada uno en su propio ambiente.

Con la consagración, de hecho, no se crea sólo una relación externa con la Virgen, sino que siendo sus hijos, consagrados a Ella como instrumentos, nos vamos transformando gradualmente para ser y vivir como Ella.

¿Qué ofrecemos a María en la consagración?

La consagración a María se caracteriza por dos actitudes de fondo: la confianza y el ofrecimiento. Confianza en María porque creemos en su amor y en su misión de Madre; la sentimos como anticipo y cumplimiento de aquello que nosotros también seremos. De aquí nace el ofrecimiento: reconociendo su mediación materna, nos abandonamos en Ella, sabiendo que en sus manos nada se perderá.

Le ofrecemos LO QUE SOMOS : Nuestro espíritu con sus aspiraciones; nuestra mente con sus pensamientos, intuiciones, angustias y deseos, nuestro cuerpo con todas sus facultades y sufrimientos, nuestro corazón con todos sus afectos, sentimientos, con la capacidad de amar y de entregarnos.

Le ofrecemos LO QUE HACEMOS : Cada acción, cada palabra, cada gesto, todas las tareas. A veces nos parecerá que no ofrecemos nada a María porque experimentamos la realidad de nuestros límites humanos y espirituales, la incapacidad de hacer el bien que deseamos, el peso de nuestros pecados... y es justamente esto lo que debemos poner en el Corazón y en las manos de María. Ella toma todo nuestro ser, lo enriquece de sus méritos y lo ofrece al Padre como suyo.

IMITAR A LA VIRGEN : éste es el primer paso que brota de la consagración a Ella y que día tras día da, aunque espacio en nosotros, al rostro de Cristo y nos hace sus testigos.

Quiero ser totalmente tuyo, María!


La consagración a María nace del testamento de Cristo crucificado: "Mujer aquí tienes a tu hijo", "Aquí tienes a tu madre" (Jn. 19).

Nos consagramos a María porque Cristo nos la ha dejado como Madre. A cada uno, desde el Bautismo, Él nos repite "Aquí tienes a tu Madre". Como el apóstol Juan que la tomó consigo, nosotros la acogemos junto a los otros dones que Cristo nos ha dejado: la Palabra, la Eucaristía, el Espíritu Santo, la Gracia... y le pedimos que camine con nosotros para testimoniar el Evangelio en la vida cotidiana.

"Quiero ser todo tuyo María" ha sido el lema del pontificado de Juan Pablo II. Cuando se dirigió a los jóvenes en la XVIII Jornada Mundial de la Juventud les dijo :

"Es Cristo quien hoy os pide expresamente que llevéis a María "a vuestras casas", que la acojáis "entre los propios bienes" para aprender de Ella, que "conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón", la disposición interior para la escucha y la actitud de humildad y de generosidad que la distinguieron como la primera colaboradora de Dios en la obra de la salvación. Es Ella la que, mediante su ministerio materno, os educa y os modela hasta que Cristo esté formado plenamente en vosotros". "No se trata sólo de aprender las cosas que Él nos ha enseñado, sino de "ser Él mismo". ¿Quién más experta y maestra que María? En la divinidad el Espíritu es el Maestro interior que nos trae la plena verdad de Cristo, entre los seres humanos, María es la que mejor conoce a Cristo, nadie como la Madre puede introducirnos a un conocimiento profundo de su misterio".

ECOS DE FÁTIMA 30

PEREGRINOS DE FÁTIMA (V)

SAMIR ABUID (Arequipa)


El 18 de enero de 1997, tuve un terrible accidente automovilístico del cual fui víctima.

Viajaba con un amigo a la playa, el día estaba lluvioso y lleno de obstáculos y premoniciones antes de partir; pero partí.

La carretera estaba mojada y en una de las curvas derrapé... en sentido contrario venía un trailer y nos estrellarnos.

Fui auxiliado por personas humanitarias, a las cuales Dios bendiga, y legué al hospital donde hicieron lo que pudieron... me dieron 8 horas de vida.

En la UCI (unidad de cuidados intensivos) del IPSS, el diagnóstico fue T.E.C. (traumatismo encéfalo-craneano) grave, fractura en la base del cráneo y mandíbula, así como severas complicaciones que al transcurrir los días se agravaban. Los médicos daban todo de sí para salvarme, pero esperanzas... pocas; mi estado era grave y no mostraba ninguna reacción.

Los doctores informaron que ya no se podía hacer más... y fue en ese momento cuando más se unieron mi madre, hermanos y familiares, así como también amigos hasta personas que sin conocerme oraban y nunca perdieron la fe. Siendo constantes en sus oraciones, Dios los escuchó y envió a la Virgen Santísima de Fátima a mi lado, a través de una mujer ejemplar, una familia maravillosa. Los que me ayudaron fueron la Sra. Cecilia de Palacios y la gesta de TFP (Tradición, Familia, Propiedad).

La Virgen derramó su gracia sobre mí y al día siguiente de la visita de la Imagen Peregrina a la UCI del hospital, empecé a mejorar. El T.E.C. fue superado, la fractura de la base del cráneo sisó y fui dado de alta para trasladarme a la ciudad de Lima y ser sometido a una operación de mandíbula, la cual fue exitosa, gracias a las oraciones, al Señor de la Misericordia y a la Virgen.

Hoy, después de un año y medio estoy recuperado, he vuelto a mi vida normal, estoy bien y no me cansaré de alabar a Dios, Espíritu Santo, Jesucristo y a su Madre la Virgen Santísima por el milagro recibido.

ECOS DE FÁTIMA 29

PEREGRINOS DE FÁTIMA (IV)

Peregrino del Camino de Santiago

10 de Enero de 2005

Curiosamente, no tengo gran cosa que decir después de dos meses y medio de peregrinación desde Paris hasta Santiago.

¿Puede ser que mi Camino no esté todavía terminado y que sé que voy a continuar en peregrinación hasta Fátima?.

¿Podría ser quizás que las emociones y los sentimientos interiores que atraviesan el alma son del orden de lo íntimo y que no pueden, ni deben, tener publicidad?

¿Podría ser un signo de que la peregrinación es una aventura interior, íntima a veces, personal, que hay que traducir a la vida en actos verdaderos y auténticos sin usar necesariamente palabras?

Como quiera que sea, la peregrinación me ha permitido encontrarme delante de la Tumba de un Apóstol de Cristo y se trata, por lo tanto, de saber sacar partido de este bien privilegiado y de las gracias que lo rodean.

ECOS DE FÁTIMA 28

PEREGRINOS DE FÁTIMA (III)

ALGUNOS DATOS DE LA MEMORIA DEL AÑO 2008.

El Santuario de Fátima, desde siempre, insiste que, más que los números, importa lo que cada persona que peregrina o visita Fátima lleve en su corazón. La institución procura también contribuir para el trabajo de evangelización pedido por Cristo.

En todo caso, es importante hacer estadísticas, tanto como instrumento de trabajo, como para contribuir a una reflexión que permitirá mejorar el acogimiento que tanto se precia en este lugar sagrado.
  • Se registraron peregrinos de 77 países con un total de 2.331 peregrinaciones.
El mayor grupo de peregrinaciones extranjeras fueron:
  1. ESPAÑA con 33.593 peregrinos.
  2. ITALIA
  3. POLONIA
  4. ESTADOS UNIDOS
  5. BRASIL
  • En cuanto a las peregrinaciones portuguesas se registraron 1.369, con un total de 420.051 peregrinos.
  • Fueron celebradas 2.535 misas oficiales con asistencia de 3.636.453 peregrinos
  • Concelebrantes : 11.931.
  • Personas que comulgaron : 1.157.911.
  • Misas particulares pedidas por los grupos : 4.303, con participación de 586.678 peregrinos.
  • Número de hostias consumidas : 18.160.
  • Número de partículas consumidas : 1.571.200.
  • 565 sesiones de video con asistencia de 10.554 personas.
  • Exposición” Fátima Luz y Paz” : 76.405 visitantes.
  • Casa museo de Aljustrel : 14.952 visitantes
  • 60 novias ofrecieron sus vestidos a Nuestra Señora.
(Natalina Ferreira)

ECOS DE FÁTIMA 27

PEREGRINOS DE FÁTIMA (II)

RENZO ALLEGRI


Me he trasladado a Fátima en búsqueda de testimonios y documentos. En esta investigación he tenido la dicha de contar con un guía de privilegio: Padre José dos Santos Valinho, que es sobrino de sor Lucía y sobrino segundo de Jacinta y Francisco. Fue él quien me acompañó a los lugares de las apariciones, y donde viven los parientes de Francisco y Jacinta, proporcionando informaciones preciosas y a menudo inéditas.

En primer lugar, el Padre Valinho me hizo encontrar con el hermano de Francisco y Jacinta, João (Juan) que tiene 93 años, vive en Aljustrel, cerca de la casa donde nació y transcurrió su infancia junto a los dos hermanitos que ahora serán beatificados. Es un viejito muy lúcido y goza de buena salud. Nos sale al encuentro caminando con buena prestancia. Me dice que prefiere hablar al aire libre, entre los árboles. Nos sentamos en un banco, en un gran patio, cerca de su casa. Aquí jugaba con Francisco y Jacinta -afirma mirando sonriente a su alrededor-, en aquel entonces teníamos poco tiempo para jugar, pero a la nochecita, cuando habíamos guardado la grey, sobre todo en verano, cuando los días son más largos, se estaba aquí con los demás niños correteando.

Sonríe y su rostro quemado por el sol se llena de arrugas. Lleva la gorra típica de los campesinos portugueses, tiene pequeños bigotes blancos y mirada indagadora. Es un bello y fresco día. Son las 6 de la tarde. A esta hora los peregrinos están en los hoteles o se encuentran en el santuario para las celebraciones vespertinas, por lo tanto no hay nadie en la calle.

-¿Siempre vivió aquí?
-¡Siempre!, contesta. Habla sólo el dialecto local. Formulo por lo tanto las preguntas al Padre Valinho quien amablemente traduce y luego me comunica la respuesta.

-¿Qué recuerda del tiempo de las apariciones?
-Muchas cosas. Sobre todo que no se podía vivir porque la gente nos sacaba la respiración. Antes de las apariciones éramos una familia serena y tranquila. Esos eventos nos convulsionaron y no hubo más paz para nosotros.

-¿Cuántos hermanos eran?
-Eramos 9. Mi madre, Olimpia, se casó dos veces. Del primer matrimonio tenía 2 hijos: Antonio y Manuel; con el segundo esposo, Manuel Pedro Marto, tuvo 7: José, Teresa, Florinda, Teresa, João, es decir yo, Francisco y Jacinta.

-¿Usted era más grande que Francisco y Jacinta?
-Tenía 4 años más que Jacinta y 2 más que Francisco. Al tiempo de las apariciones era un muchacho y recuerdo muy bien aquellos eventos.

-¿Cómo eran sus dos hermanitos en aquel entonces?
-Niños normales, nada especiales. No mostraban poseer dones extraordinarios. Francisco era muy pacífico y un poquito reservado. Amaba la naturaleza y los animales. Recuerdo que despedazaba siempre un poquito del pan que se llevaba al pastoreo para darlo a los pajaritos. Una vez le pagó dos escudos a un niño que había capturado un gorrión para que lo dejara en libertad. Había una viejita, tía María, que iba a pastorear y cuando sus ovejas se alejaban demasiado, fatigaba para ir a recogerlas. Entonces Francisco corría siempre en su ayuda y le reunía la grey. Jacinta era, por el contrario, muy vivaz. También ella amaba mucho la naturaleza y los animales. Estaba siempre en medio de la grey y conocía a las ovejas por su nombre. Durante el trayecto para ir y volver del pastoreo, llevaba en brazos a los corderitos para que no se cansaran. Y cuando tenía muchos, los llevaba en brazos por turno.

-He leído que a Francisco le gustaba tocar la flauta.
-Sí, es verdad, pero también a Jacinta le gustaba. Se trataba de una flauta que nosotros cuando chicos nos construíamos utilizando las ramas de un árbol, como una especie de bambú. A mis hermanitos les gustaba también cantar y a Jacinta le gustaba mucho el baile. Eran alegres, como todos nosotros por otra parte.

-¿Cuándo comentaron que habían visto a la Virgen, qué reacciones hubo en la casa?
-Nadie les creyó. Pensábamos que fuera una cosa imposible, que Francisco, Jacinta y Lucía se hubieran inventado todo.

-¿Había notado algún cambio en sus hermanitos después que habían afirmado haber tenido las visiones?
-Su comportamiento había cambiado radicalmente. Rezaban, hacían mortificaciones, pensaban siempre en aquella Señora y hablaban continuamente de ella. Se habían vuelto mucho más sumisos con todos. No se enojaban aun cuando se los provocaba, aceptaban todo sonriendo y sin demostrar molestias. Quedé muy impresionado sobre todo por Francisco, quien se había puesto a rezar continuamente. Jacinta me confió que la Virgen, luego de haber dicho a Francisco que moriría pronto, como ella, le había encomendado rezar muchos rosarios para merecer el Paraíso. Y Francisco estaba siempre con la corona en la mano rezando. Se escondía en los matorrales y rezaba. A veces lo buscábamos y lo encontrábamos como obnubilado, encantado. Lo tocábamos, lo sacudíamos para volverlo a la realidad. Mi madre lo reprochaba porque lo había buscado por horas y él contestaba: Pero siempre he estado aquí. Pensaba en el Señor. Me gusta pensar en El y quiero consolarlo.

-¿Y usted qué pensaba viéndolo así?
-Me disgustaba. Pensaba que fuera víctima de una cruel enfermedad o de alguna brujería.

-¿Entre sus padres, quién estaba más preocupado?
-Ambos. Pero no en forma excesiva. Veía que la tía María Rosa, la mamá de Lucía, se enojaba muchísimo con su hija. Mis padres, por el contrario, eran mucho más comprensivos. No creían en las apariciones, pero tampoco reprendían a Francisco y a Jacinta.

-¿Cuándo comenzó a creer que las apariciones de la Virgen podían ser verdaderas?
-Mucho tiempo después. Exactamente cuando mis hermanos se enfermaron. Entonces vi que se estaban realizando las cosas que ellos habían dicho en casa en el tiempo de las apariciones, y así comprendí que algo extraordinario había acontecido.

-¿No quedó impresionado por el famoso milagro del sol acontecido en la aparición, el 13 de octubre de 1917?
-No fui a Cova da Iria ese día y no vi nada. Supe de cuanto había acontecido. Todos hablaban de ello. Y también en familia la cosa despertó mucho interés. Aquel día había 70 mil personas en Cova da Iria. Habían llegado de todas partes, también del exterior. Había llovido todas las noches y seguía lloviendo. La gente tenía las vestimentas empapadas de agua y de barro porque Cova da Iria se encontraba en medio de la campiña. A pesar del mal tiempo, todos estaban allá, inmóviles, una gran muchedumbre. Lucía, en un cierto momento, durante la aparición, dijo: Miren el sol. Y en ese instante las nubes se abrieron y apareció el sol. Que no se quedaba estático en el cielo sino que se movía, danzaba, rotaba sobre sí mismo, se bajaba como si tuviera que caer sobre la muchedumbre. La gente, espantada, gritaba de miedo. El fenómeno duró unos minutos y luego todo volvió a la normalidad, y la gente se dio cuenta entonces, que tenía las vestimentas completamente secas. Del acontecimiento hablaron todos los diarios, fue una cosa inaudita y muchos, que antes eran escépticos, creyeron. Pero yo no estaba presente en aquel acontecimiento, no había ido al lugar de las apariciones aquel día y por eso seguí haciendo parte del grupo de los escépticos.

-¿Jacinta y Francisco le decían algo por el hecho de que no creyera?
-Me decían que era malo, que me iría al infierno. Me lo decían riéndose y yo no los tomaba en serio.

-¿Cuándo entonces comenzó a creer?
-Durante la enfermedad de mis hermanos. Desde la segunda aparición, Francisco y Jacinta habían comentado que la Virgen había dicho que ellos dos morirían muy pronto, mientras que Lucía quedaría por muy largo tiempo sobre la tierra para testimoniar las apariciones. Y yo les tomaba el pelo a causa de esta profecía. Pero en 1919 Francisco se enfermó y al poco tiempo murió. Entonces mi escepticismo comenzó a vacilar. Luego se enfermó también Jacinta. Recordaba que ella me había hablado muchas veces de aquella enfermedad. Decía: Me llevarán al hospital, pero no servirá de nada. La Virgen me ha dicho que no sanaré. Iré a dos hospitales, pero sólo para sufrir más para la conversión de los pecadores. Y aconteció todo como Jacinta había dicho. Se enfermó de pulmonía y en aquel entonces esa enfermedad causaba estragos. En casa la habíamos asistido con todos los medios posibles. Mis padres lloraban y ella seguía repitiendo que su hora estaba cerca. En el hospital de Vila Nova de Ourém, donde quedó internada por dos meses, fue dada de alta porque no había más nada por hacer. Con el tiempo, parientes y amigos convencieron a mis padres de intentar internarla en otro gran hospital de Lisboa. La llevamos también hasta allá, pero fue un viaje inútil. Murió la noche del 20 de febrero de 1920. Constatando que cuanto mis hermanitos habían dicho, se había cumplido, me di cuenta que algo de extraordinario había acontecido, y comencé a cambiar de opinión respecto a ellos.

-¿Recuerda el comportamiento de sus hermanitos mientras estaban enfermos?
-Claro que sí. No se quejaban nunca, no les tenían miedo a los sufrimientos, seguían rezando, ofrecían su vida a Dios para la conversión de los pecadores. Y creo que tenían también algunas apariciones. Mi madre recordaba que en el momento final, Francisco, miraba hacia la ventana y le decía: Mamá mira que bella luz, y sonreía como si hubiera reconocido a alguien. La enfermedad de Jacinta duró un año y tres meses. Jacinta sufría muchísimo pero no lo demostraba. Repetía a Lucía que la venía a ver: No quiero que tú digas a nadie que yo sufro, ni siquiera a mamá, porque no quiero que se preocupe. Cuando los sufrimientos eran muy fuertes repetía: Oh Jesús, ahora puedo convertir a muchos pecadores, porque este sacrificio es muy grande. En una palabra vivían aquella enfermedad y aquellos sufrimientos con alegría, y no era una cosa normal.

-¿Fueron muy solemnes los funerales de Francisco y Jacinta?
-No, no hubo funerales importantes. Cuando murió Francisco en su funeral estábamos nosotros, los familiares y algunos parientes. Poquísimas personas. Y también para Jacinta, nada de gente. También porque los funerales en ese período a causa de la pulmonía, la española y otras crueles enfermedades, eran cosas de todos los días. Además de Francisco y Jacinta, yo perdí en aquel entonces dos hermanas más, Teresa y Florinda, las dos murieron de pulmonía.

-¿Pensaba, entonces, que dos de sus hermanos habrían de llegar a ser santos?
-No, en absoluto.

-¿Y ahora, qué emociones tiene?
-Estoy contento. Pero también preocupado. Es algo importante. Tiempo atrás fui invitado a un Congreso en Lisboa, organizado por algunos curas. Me pidieron que dijera algo acerca de mis hermanitos. Relaté todo lo que recuerdo, y luego expresé esta preocupación. Dije que si Francisco, que era tan bueno e inocente, había tenido que rezar tantos rosarios para subir al cielo, ¿qué tendría que hacer yo que soy un pecador?, ¿y qué tendrían que hacer ellos también? Mis palabras fueron recibidas con un gran silencio.


João Marto sonríe con picardía. Se levanta. Ya había caído la noche. Me saluda cordialmente y se dirige hacia su casa acompañado por el Padre Valinho. Cada tanto se da vuelta y sigue saludándome moviendo su mano.