Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

España es toda del Corazón de Cristo y toda de María























Con sus brazos extendidos, el Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles acogía a los miles de peregrinos que el pasado 21 de junio le hacían su ofrenda de vida. Y es que, en el Corazón de Cristo hay sitio para todos los nuestros, para los de toda la humanidad.


Oculta en su humildad, acompañando a su Hijo, estaba María abrazando con su Corazón maternal a los miles de peregrinos. Como bien explicó Mons. Munilla en la vigilia nocturna del sábado, “María nos va a ayudar a transmitir la antorcha de la fe. Ella es Embajadora del Corazón de su Hijo”. “Esta noche es muy importante que la invoquemos,- aseguró – porque lo que mañana vamos a hacer, sólo lo podemos hacer bien si lo hacemos en María”.

Sus últimas palabras aludieron a la fórmula del “Totus Tuus” de Juan Pablo II. A igual que él, Munilla quiso unirse con los jóvenes allí reunidos para decir: “Señor, somos totalmente tuyos, como María también lo fue”.

Confesiones continuas durante toda la noche, testimonios, cantos… miles de corazones unidos en la oración, presentes ante Jesús Sacramentado, descansando en los brazos de la Virgen María. Una velada con Jesús, por Jesús, en Jesús y para Jesús... una jornada con Ella, por Ella, en Ella y para Ella.

Abandonémonos en el Corazón de María, para que con su amor maternal nos una al Corazón de su Hijo de la forma más perfecta, y depositemos en Él toda nuestra confianza. Él reina en España, reina en el mundo entero, reina en el Cielo, reina en el corazón de todas las almas. Hoy, podemos decir una vez más: ¡Viva Cristo Rey!

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