Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

ECOS DE FÁTIMA 05

1ª APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA

(13 mayo 1917, Cova de Iría)






El 13 de mayo de 1917, hacia el mediodía, se apareció Nuestra Señora por vez primera a tres pastorcillos -Lucía, Jacinta y Francisco-, que habían llevado sus ovejas a pastar a una hondonada cubierta de carrascas y de olivos que los lugareños conocían con el nombre de Cova de Iría. En este lugar es donde hoy se levanta lo que conocemos como el Santuario, con su Capelinha dentro del recinto para recordar el lugar exacto de las apariciones de la Señora sobre la encina.

En las apariciones, el rostro de la Señora no era triste ni alegre, sino serio, con las manos juntas en actitud orante, siempre elevadas hacia arriba, y de la derecha colgaba un Rosario. Es una mirada que impacta, -acostumbrados como estamos a imágenes sonrientes de la Virgen Madre o desgarradas como en la Piedad- los que hemos estado tantas veces bajo esa mirada suya en la Capelinha hemos podido experimentar que la Señora mira como lo habría hecho en las Bodas de Caná, no imponiendo su deseo, sino suplicando con aceptación de Madre el uso de la legítima libertad en la voluntad del hijo. Unos ojos y unos labios que en ese silencio tan elocuente parecen implorar remedio a las ingratitudes cometidas hacia el Hijo. Parece decir “mira que no te ha amado en broma”, “y ante esta realidad tuya de tu vida ¿tú que puedes hacer ?”...

En las apariciones, no todos pueden experimentar lo mismo; el pequeño Francisco ve a la Señora pero no oye nada, de tal forma que serán su hermana y su prima las que tengan que decirle lo que les va pidiendo en cada momento. Jacinta y Lucía la ven y la escuchan pero sólo Lucía habla con Ella.

La Virgen pidió a los niños que acudieran a aquel mismo lugar el día trece de cada mes, durante seis meses consecutivos. Se aparece allí siempre a mediodía, por eso cuando rezo el Ángelus a mediodía pienso que es en cierto modo un unirse también a esta actitud de los pastorcitos de acudir fielmente a la llamada de la Señora cuando Ella dispone.

El mensaje que les irá desgranando la Señora es un mensaje de penitencia por los pecados que cada día se cometen, una petición insistente del rezo diario del Santo Rosario por esta misma intención y la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón.

Les enseña una oración para que la repitan muchas veces, ofreciendo sus obras y en especial pequeñas mortificaciones y sacrificios: “Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.”
También han tenido esta actitud muchos santos y doctores de la Iglesia, como Sta. Teresa del Niño Jesús : ”Oh, Jesús, es por tu amor...”
Y en sintonía con esta petición de la Virgen, el Apostolado de la Oración vive universalmente esta espiritualidad reparadora y sacrificial al ofrecer diariamente la propia vida por las necesidades de la Iglesia y el mundo y en reparación al Corazón de Cristo y al Inmaculado Corazón de María.
En esta aparición les repite las mismas palabras del ángel en las apariciones de 1916 : “No tengáis miedo, yo no os hago daño”
Entonces Lucía se atreve a preguntarle : “¿y qué es lo que quiere de mí?” Es la misma pregunta que nos hacemos aún hoy bajo la mirada de la Madre (Si estoy aquí no es por visita turística para ver las maravillas arquitectónicas del lugar... entonces, ¿qué quiere de mí?)
A lo que la Señora le contesta : “¿queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que os quiera enviar en reparación por los pecados con que Él es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores?”
Y sin vacilar obtiene la respuesta : “Sí, queremos”
A lo que la Señora les advierte : “Vais a tener mucho que sufrir, pero la Gracia de Dios será vuestro consuelo”. Es impresionante experimentar que ante la pobre ofrenda de uno, la Virgen al igual que el Hijo no se dejarán jamás ganar en generosidad, y nunca encomiendan “empresas” sin antes dar la capacidad necesaria para llevarlas a cabo. (“Mi Gracia te basta...”)

Cuando la Virgen abrió las manos, los tres tres comenzaron a rezar de rodillas ante un impulso íntimo, repitiendo íntimamente: «Oh Santísima Trinidad, yo Os adoro. Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento».
Para terminar, les encomienda : “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Esta será la petición que se repita durante todas las apariciones, y que ya la Virgen le dio a Santo Domingo de Guzmán en el siglo XII : “Domingo ve a predicar en todas partes mi Rosario. Te lo encomiendo a y a tus seguidores. El Santo Rosario será un remedio rápido y eficaz contra los males de la humanidad”.

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