Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Ecce ancilla Domini


La última fase de toda la apoteosis salvadora comenzó en Nazaret. Hubo intervenciones angélicas y sencillez asombrosa. Era la virgen o pártenos del Isaías viejo la destinataria del mensaje. Todo acabó en consuelo esperanzador para la humanidad que seguía en sus despistes crónicos e incurables. Los anawin tuvieron razones para hacer fiesta y dejarse por un día de ayunos; se había entrado en la recta final.

La iconografía de la Anunciación es, por copiosa, innumerable : Tanto pintores del Renacimiento como el veneciano Pennacchi la ponen en silla de oro y vestida de seda y brocado, dejando al pueblo en difusa lontananza. Gabriel suele aparecer con alas extendidas y también con frecuencia está presente el búcaro con azucenas, símbolo de pureza. Devotas y finas quedaron las pinturas del Giotto y Fra Angélico, de Leonardo da Vinci, de fray Lippi, de Cosa, de Sandro Botticelli, de Ferrer Bassa, de Van Eyck, de Matthias Grünewald, y de tantos más.

Pero probablemente sólo había gallinas picoteando al sol y grito de chiquillos juguetones, estancia oscura o patio quizá con un brocal de pozo; quizá, ajenos a la escena, estaba un perro tumbado a la sombra o un gato disfrutaba con su aseo individual; sólo dice el texto bíblico que "el ángel entró donde ella estaba".

Debió narrar la escena la misma María a san Lucas, el evangelista que la refiere en momento de intimidad.

Así fue como lo dijo Gabriel: "Salve, llena de gracia, el Señor es contigo". Aquel doncel refulgente, hecho de claridad celeste, debió conmoverla; por eso intervino "No temas, María, porque has hallado gracia ante de Dios; concebirás en tu seno y darás a luz un Hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Éste será grande: se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará por los siglos sobre la casa de Jacob y su reino no tendrá fin". La objeción la puso María con toda claridad: "¿Cómo será esto, pues no conozco varón?" No hacía falta que se entendiera todo; sólo era precisa la disposición interior. "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que nacerá será llamado santo, Hijo de Dios".

Luego vino la comunicación del milagro operado en la anciana y estéril Isabel que gesta en su sexto mes, porque "para Dios ninguna cosa es imposible".

Fiesta de Jesús que se encarnó -que no es ponerse rojo, sino que tomó carne y alma de hombre-; el Verbo eterno entró en ese momento histórico y en ese lugar geográfico determinado, ocultando su inmensidad.

Fiesta de la Virgen, que fue la que dijo "Hágase en mí según tu palabra". El "sí" de Santa María al irrepetible prodigio trascendental que depende de su aceptación, porque Dios no quiere hacerse hombre sin que su madre humana acepte libremente la maternidad.

Fiesta de los hombres por la solución del problema mayor. La humanidad, tan habituada a la larguísima serie de claudicaciones, cobardías, blasfemias, suciedad, idolatría, pecado y lodo donde se suelen revolcar los hombres, esperaba anhelante el aplastamiento de la cabeza de la serpiente.

Los retazos esperanzados de los profetas en la lenta y secular espera habían dejado de ser promesa y olían ya a cumplimiento al concebir del Espíritu Santo, justo nueve meses antes de la Navidad.

¡Cómo no! Cada uno puede poner imaginación en la escena narrada y contemplarla a su gusto; así lo hicieron los artistas que las plasmaron con arte, según les pareció ...

Yo hoy me quedo con esta imagen, la Virgen ha querido que celebre este día tan especial ante esta imagen suya, que tanto, tanto, tanto ha visto y oído en los últimos años de mi vida. Con Ella y en Ella : Fiat voluntas tua.

La Sombra del Padre



“Las palabras de Isabel a María: ‘Feliz la que ha creído’
se pueden aplicar en cierto sentido también a José...
es el primero en participar de la fe de la Madre de Dios
y también en sostener a su Esposa en esta fe.
Junto con Ella, él es el primer depositario
del misterio escondido desde los siglos con Dios.”
 (Juan Pablo II)

Jesús es el tesoro más grande de Dios, junto con María, Su Madre. Y el Padre quiso preservar a Ambos, enviándoles un guardián: San José. José se convirtió así en sombra del Padre, porque él fue la sombra de Dios Padre para Jesús y María. Fue la cercanía de Dios, el silencio amoroso de Dios, ese amor escondido que –como manantial– brota constantemente y se derrama en su entorno.

José vivió su vida entera con un sólo corazón con Jesús y María; así se ofreció a Ellos totalmente. Y fue tan particular su actitud, su entrega, que salvando esos primeros momentos de desconcierto ante el embarazo de la Virgen María, se convirtió en el sostén del Hijo y la Madre de Dios.

No sólo protegió al Hijo y a su Madre, trabajó y veló por ellos incansablemente. ¡Quién pudiera penetrar los sentimientos de amor a Jesús y María que deben haber inflamado el justo corazón de San José! ¿Y quién podría enseñarnos mejor a amar a Jesús y a María que José? Santo y bienaventurado también él por haber creído esa anunciación que también él vivió a través de un ángel; “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque Ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.” (Mt 1, 20-21)

Durante la Fiesta de la Asunción, el Papa León XIII publicó la encíclica Quamquam Pluries. Y escribió: “... conocéis los tiempos en los que vivimos; son poco menos deplorables para la religión cristiana que los peores días, que en el pasado estuvieron llenos de miseria para la Iglesia. Vemos la fe, raíz de todas las virtudes cristianas, disminuir en muchas almas; vemos la caridad enfriarse; la joven generación diariamente con costumbres y puntos de vista más depravados; la Iglesia de Jesucristo atacada por todo flanco abiertamente o con astucia; una implacable guerra contra el Soberano Pontífice; y los fundamentos mismos de la religión socavados con una osadía que crece diariamente en intensidad.”

¿Acaso no nos suena familiar esta situación? ¿Acaso no es la misma situación que viven la Iglesia y el mundo hoy? León XIII anexó a la encíclica una oración especial a San José, ordenando que fuera añadida al rezo del Santo Rosario cada año en perpetuidad, durante el mes de Octubre :

"A ti recurrimos en nuestra tribulación bienaventurado José, y después de implorar el socorro de tu Santísima Esposa, pedimos también confiadamente tu patrocinio. Por el afecto que te unió con la Inmaculada Virgen, Madre de Dios, y por el amor paternal con que trataste al Niño Jesús, te rogamos que nos auxilies para llegar a la posesión de la herencia que Jesucristo nos conquistó con su sangre, nos asistas con tu poder y nos socorras en nuestras necesidades.
Protege, oh prudentísimo guardián de la Sagrada Familia a la raza elegida de Jesucristo; presérvanos, oh Padre amantísimo, de toda mancha de error y corrupción; muestratenos propicio, y asístenos desde lo alto del cielo, oh poderosísimo libertador nuestro en la batalla que estamos librando contra el poder de las tinieblas. Y así como libraste al Niño Jesús del peligro de la muerte, defiende a ahora a la Santa Iglesia de Dios contra las asechanzas del enemigo y contra toda adversidad.
Concédenos tu perpetua protección, a fin de que , animados por tu ejemplo y tu asistencia, podamos vivir santamente, piadosamente morir y así alcanzar la eterna beatitud del cielo. Así sea."

Tenemos, pues, todas las claves y todas las respuestas para inflamar nuestra devoción a San José. Nuestra Madre del Cielo lo espera de nosotros, desea que veneremos a San José, que nos acerquemos más a él, que imploremos su auxilio e imitemos sus virtudes. Después de todo, San José es también el Patrono del triunfo del Corazón Inmaculado de María.

ECOS DE FÁTIMA 35


PEREGRINOS DE FÁTIMA (X)

María, ayúdame a encontrarme...


Óscar.

“Polvo eres y en polvo te convertirás”. Así se nos recuerda cada miércoles de ceniza, al sernos esta impuesta sobre la cabeza. Hemos de ser conscientes de nuestra limitación, y también de nuestro egoísmo, y saber que día tras día hemos de luchar por corregir nuestras acciones equivocadas. Somos polvo y volvemos al polvo. La vida son unos años… la muerte los corona. Qué hagamos con ella es responsabilidad nuestra.

Acabamos de regresar de Fátima. Allí el mensaje es claro, terrible y hermoso a la vez: hemos de corregirnos, hemos de cambiar. Los hombres hemos cogido un camino que nos lleva a la autodestrucción, al infierno. La Virgen nos invita a dejar que se trasforme nuestro corazón. Y para ello es necesario luchar contra nosotros mismos… es necesario “morirnos” a nosotros mismos. Sólo entonces seremos felices.

En Fátima podemos ver con claridad los dos caminos: el de Cristo y el del mundo. Qué me ofrece Cristo y qué me ofrece el mundo. Nos cuesta, nos cuesta mucho dejarnos conquistar por Cristo, porque eso supone un dolor, el dolor de quien se entrega, de quien se encuentra con su miseria, con sus incoherencias y con sus faltas de amor… el dolor de ver que la propia vida es un sin-sentido. Pero cuando le abres paso, ese dolor se vuelve PAZ. La paz de saber que somos amados, que hay un amor infinito que puede con la desesperanza… que en medio de las luchas mi vida tiene un sentido. Pero mi vida solo puede tener un sentido si lo miro a Él, si se la doy a Él.

Vivir la vida desde mi puro criterio o vivir la vida haciendo de Cristo el fundamento de mi vida cambia como de la noche a la mañana. La primera opción se ampara en las fuerzas propias, que acaban en el agotamiento y en la muerte. La segunda opción se ampara en la fuerza y en el perdón de Dios que no pasa, acaban en el perdón de los pecados y en la vida eterna.

También hubo tiempo para la diversión… y para hacer el ridículo. El mundo nos ofrece diversión. Cristo no nos la quita, pero hace que nos divirtamos de una forma totalmente diferente a la que nos ofrece el mundo, que no le llega ni a la suela de los zapatos. Al final puedes decir: he tocado lo infinito, me siento lleno de dignidad, creo que puedo y quiero trasformar el mundo.

ECOS DE FÁTIMA 34


PEREGRINOS DE FÁTIMA (IX)

Mi corazón latiendo en el Suyo...




 
TT

Gracias Madre por tu SÍ, que nos dio la Vida y sigue vivificando a la Iglesia.

En Tu Corazón Inmaculado se aúna la belleza de la Creación, que Él sea siempre nuestro único Refugio.

¿Cómo no ofrecernos enteramente, consagrándonos a Tu Corazón?  
Entregarte toda nuestra vida, para que sea toda Tuya, sin reservas, a mayor gloria de Dios?

Madre y Reina mía, que mi corazón no cese de repetirte eternamente : TOTUS TUUS, MARIA!

Por Tí, Reina mía, hasta la sangre dar!!

Adveniat Regnum Tuum, Adveniat per Mariam!  ¡Viva el Papa!  ¡Viva la Virgen!
 



Santuario de Fátima, 12 de mayo de 2010  18:26
 
(Retransmisión del Viaje Apostólico del Papa Benedicto XVI a Portugal
en el X Aniversario de la beatificación de Jacinta y Francisco)

Reina y Madre de los Sacerdotes



Ofrecimiento y Consagración al
Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen María

Madre Inmaculada,
en este lugar de gracia,
convocados por el amor de tu Hijo Jesús,
Sumo y Eterno Sacerdote, nosotros,
hijos en el Hijo y sacerdotes suyos,
nos consagramos a tu Corazón materno,
para cumplir fielmente la voluntad del Padre.
Somos conscientes de que, sin Jesús,
no podemos hacer nada (cfr. Jn 15, 5)
y de que, sólo por Él, con Él y en Él,
seremos instrumentos de salvación para el mundo.

Esposa del Espíritu Santo,
alcánzanos el don inestimable de la transformación en Cristo.
Por la misma potencia del Espíritu que,
extendiendo su sombra sobre Ti,
te hizo Madre del Salvador,
ayúdanos para que Cristo, tu Hijo,
nazca también en nosotros.
Y, de este modo, la Iglesia pueda ser renovada por santos sacerdotes,
transfigurados por la gracia de Aquel que hace nuevas todas las cosas.

Madre de Misericordia,
ha sido tu Hijo Jesús quien nos ha llamado a ser como Él:
luz del mundo y sal de la tierra. (cfr. Mt 5, 13-14).
Ayúdanos, con tu poderosa intercesión,
a no desmerecer esta vocación sublime,
a no ceder a nuestros egoísmos,
ni a las lisonjas del mundo,
ni a las tentaciones del Maligno.
Presérvanos con tu pureza,
custódianos con tu humildad
y rodéanos con tu amor maternal,
que se refleja en tantas almas consagradas a ti
y que son para nosotros auténticas madres espirituales.

Madre de la Iglesia,
nosotros, sacerdotes,
queremos ser pastores que no se apacientan a sí mismos,
sino que se entregan a Dios por los hermanos,
encontrando la felicidad en esto.
Queremos cada día repetir humildemente
no sólo de palabra sino con la vida,
nuestro « aquí estoy ».
Guiados por ti,
queremos ser Apóstoles de la Divina Misericordia,
llenos de gozo por poder celebrar diariamente
el Santo Sacrificio del Altar
y ofrecer a todos los que nos lo pidan
el sacramento de la Reconciliación.

Abogada y Mediadora de la gracia,
tú que estás unida a la única mediación universal de Cristo,
pide a Dios, para nosotros,
un corazón completamente renovado,
que ame a Dios con todas sus fuerzas
y sirva a la humanidad como tú lo hiciste.
Repite al Señor esa eficaz palabra tuya:
«no les queda vino » (Jn 2, 3),
para que el Padre y el Hijo derramen sobre nosotros,
como una nueva efusión,
el Espíritu Santo.

Lleno de admiración y de gratitud por tu presencia continua entre nosotros,
en nombre de todos los sacerdotes,
también yo quiero exclamar:
«¿quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor? » (Lc 1, 43).

Madre nuestra desde siempre,
no te canses de « visitarnos »,
consolarnos, sostenernos.
Ven en nuestra ayuda
y líbranos de todos los peligros que nos acechan.

Con este acto de ofrecimiento y consagración,
queremos acogerte de un modo más profundo y radical,
para siempre y totalmente,
en nuestra existencia humana y sacerdotal.

Que tu presencia haga reverdecer el desierto de nuestras soledades
y brillar el sol en nuestras tinieblas,
haga que torne la calma después de la tempestad,
para que todo hombre vea la salvación del Señor,
que tiene el nombre y el rostro de Jesús,
reflejado en nuestros corazones,
unidos para siempre al tuyo.

Así sea.

... Adveniat per Mariam !!

Oh Dios, que en tu providencia estableciste
que la Madre permaneciera fiel
junto a la Cruz de tu hijo,
para dar cumplimiento a las antiguas figuras,
y ofrecer un ejemplo nuevo de fortaleza.
Ella es la Virgen Santa
que resplandece como nueva Eva,
para que así como una mujer contribuyó a la muerte
así también la mujer contribuyera a la vida.
Ella es el modelo de la Iglesia Esposa que,
como Virgen intrépida,
sin temer a las amenzas
ni quebrantarse en las persecuciones,
guarda íntegra la fidelidad prometida al Esposo.
Ella, que por obra del Espíritu Santo
fue Madre de Cristo,
por un nuevo don de tu bondad compartió su pasión,
y los dolores que no sufrió al darlo a luz,
los padeció, inmensos, al hacernos renacer en ti.
Concédenos, a quienes en esta noche
hemos acompañado la Cruz de Cristo,
vivir como testigos de tu amor,
plenamente manifestado en este signo
que une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino.
Te lo pedimos por Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro, que, al extender sus brazos en la Cruz,
trazó el signo indeleble de tu alianza,
y vive y reina por los siglos de los siglos.

(De la Liturgia Hispana)

Mes de María sacerdotal


Comienza el mes de mayo, sentimos la necesidad de este mes de mayo, este mes tuyo Madre, este mes en el que te honraremos, en el que pensaremos en Ti, en el que nos confiaremos a tu protección. El mes de mayo, Madre, tu mes.

Todos, necesitamos de este mes, aquellos que son piadosos, para que lo sean más. Aquellos que son superficiales, para que profundicen en las razones de la fe, aquellos que en cambio están lejos de ti y de tu Hijo Jesús, para que sientan la necesidad de volver a Ti .

Bienvenido Madre este mes tuyo que emprendemos con fervor, entraremos en tu Corazón Inmaculado, y Tú nos darás tantas cosas...

4 puntos para vivirlo :

- Cada día un propósito para poner en práctica durante la jornada y una petición.

- Encomendar a los sacerdotes que cada uno quiera presentar a la Virgen en este mes.

- Compromiso de visitar un Santuario de la Virgen o una Iglesia dedicada a Ella, rezando el rosario por todos los sacerdotes y seminaristas del mundo.

- Tengamos un lugar especial en nuestro hogar para nuestra Madre, cada día una pequeña y sencilla flor que acompañe su imagen , una vela encendida cuando recemos ante ella, una inclinación de cabeza en algunos momentos que pasemos delante, una jaculatoria, un beso, …¡qué sé yo! cada uno conoce las muestras de cariño puede ofrecerle. Hagámonos pequeños, seamos verdaderos niños que con amor quieren hacer sonreír a su Madre.


Mater mundi, ora pro nobis


Santa Maria, Vergine delle vergini, madre e figlia del Re di tutti i re, donaci il tuo conforto, perché meritiamo il premio della vita celeste.

Santa Maria, misericordiosissima fra le creature misericordiose, santissima fra le sante, intercedi per noi. Per mezzo tuo, o Vergine, accolga le nostre suppliche Colui che, nato da te per noi, regna ora nei cieli: il suo misericordioso amore cancelli i nostri peccati.

Santa Madre di Dio, che fosti degna di portare nel grembo colui che l'universo non può contenere, cancella con la tua benigna intercessione le nostre colpe, perché, assolti per mezzo tuo, possiamo salire alla dimora della gloria perenne, dove col Figlio regni senza fine.
Sant'Ambrogio di Milano.


“ Al que Dios quiere hacer santo,
le da un GRAN AMOR por la Virgen María”


(S. Luis Mª G. de Montfort)

La Pascua con María

La Pascua es un tiempo eminentemente cristológico. Este tiempo litúrgico nos orienta hacia la presencia y el don de Cristo Resucitado, que llena esplendor de su luz la vida de los cristianos. Nuestra vida, unida a la de Cristo por el Bautismo y la Eucaristía, participa de la Pascua del Señor. Si vivimos con Él, vivimos de Él. La vida del cristiano participa ya de la eternidad en la que Cristo vive y actúa.

Pero no faltan motivos para recordar a María en el tiempo de Pascua y en la espera del Espíritu Santo. Conviene que la espiritualidad de este tiempo esté marcada por su presencia y su ejemplo. Sabemos indirectamente que la Virgen participa de la Pascua de su Hijo, en la alegría de su Resurrección, y como Mujer nueva que ha vivido, como ningún otro, junto al Hombre nuevo, el misterio pascual.

María está presente en Pentecostés, en la oración común (Hch. 1,14), como Madre de Jesús. La iconografía más antigua representa a María en la Ascensión como figura y modelo de la Iglesia. Es, pues, Virgen de la Pascua del Hijo, Iglesia orante de la Ascensión y en la espera del Espíritu, Madre de Jesús y de los discípulos de Cristo en la efusión del Espíritu Santo (LG 59).

La liturgia debe mostrar la potencia de la Pascua de Cristo y el don del Espíritu operante en María. Por otra parte, es deseable que la liturgia pascual, sobre el hilo conductor del dato bíblico (Hch. 1,14), desarrolle culturalmente la relación arcana existente entre el Espíritu, la Iglesia y María.

Durante los cincuenta días que la Iglesia, con alegría y júbilo, celebra el misterio pascual, la liturgia recuerda también a la Madre de Cristo llena de gozo por la Resurrección de Cristo, dedicada a la oración con los apóstoles y esperando confiadamente con ellos el don del Espíritu Santo. La Iglesia por su parte, al ejercer su función maternal, celebrando los sacramentos de la iniciación cristiana –que son los sacramentos pascuales-, reconoce en la Santísima Virgen el modelo de su maternidad y se da cuenta, además, de que en la Madre de Cristo tiene un modelo y una ayuda en el encargo de proclamar el Evangelio que Cristo le encomendó después de resucitar de entre los muertos (Mt. 28, 19-20).

Entre los elementos marianos de la liturgia del tiempo pascual recordamos: el Regina coeli, el Magnificat de Vísperas, rezado en la perspectiva pascual de su composición y de los sentimientos de María después de la Pascua, cuando ya en Cristo se han realizado algunas promesas del Magnificat : ha exaltado a los humildes. Tienen también un tono mariano algunas oraciones de intercesión que aparecen en Vísperas.

La celebración del mes de mayo en honor de María no debe desviar la mirada de esta espiritualidad mariana pascual. La fiesta de la Visitación puede ser contemplada a la luz de Pentecostés, anticipado en María. Se celebra en algunas naciones el lunes después de Pentecostés la fiesta de María, Madre de la Iglesia, con los formularios que ahora se encuentran en el Misal Romano, como misas votivas de la Virgen.

Que Ella nos ayude a vivir santamente la Pascua y, como ella, a esperar en actitud orante la fuerza del Espíritu Defensor.

¡Feliz y santa Pascua en compañía de María!

En camino con María




Oh María, tú que has recorrido

el camino de la cruz junto con tu Hijo,

quebrantada por el dolor en tu corazón de madre,

pero recordando siempre el "fiat"

e íntimamente confiada en que Aquél

para quien nada es imposible cumpliría sus promesas,

suplica para nosotros

y para los hombres de las generaciones futuras

la gracia del abandono en el amor de Dios.

Haz que, ante el sufrimiento, el rechazo y la prueba,

por dura y larga que sea, jamás dudemos de su Amor.

A Jesús todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

(Oración de la IV estación del Via Crucis del año 2000)

Historia de un dogma : “Θεοτόκος”


La maternidad de María es plenamente humana. En la expresión: “Dios envió a su Hijo nacido de una mujer” está resumida la verdad fundamental sobre Jesús como Persona divina quien ha asumido totalmente nuestra naturaleza humana: Él es el Hijo de Dios, es engendrado por Él, y al mismo tiempo es el hijo de una mujer, María. Viene de ella. Procede de Dios y de María. Por eso la Madre de Jesús puede ser y debe ser llamada Madre de Dios, lo que en griego se dice Theotókos.


S.S. Benedicto XVI - Homilía, 31.12.2006

*************

Aproximadamente en el año 431 d.C. María fue proclamada no sólo "portadora de Cristo" sino "portadora de Dios", (en griego, Theotokos), en un concilio celebrado en Éfeso y presidido por Cirilo de Alejandría. Más tarde se repetiría en el Concilio de Calcedonia (año 451) y el segundo de Constantinopla (año 553).

¿Qué había sucedido?

La posición de María ya era, en este siglo IV, una cuestión obviamente preocupante :

Epifanio, un padre de la Iglesia, había hecho una distinción precisa : "Que María sea honrada, pero que el Padre, el Hijo y el Espíritu sean adorados".

En el primer concilio de Constantinopla del siglo IV la maternidad virginal de María había sido proclamada como una manera de asegurar la divinidad de Cristo: el dogma llamaba la atención sobre la suspensión de las leyes naturales en el momento de su encarnación.

Su formulación —basada en los conceptos naturaleza / persona— hay que inscribirla en la filosofía helenista que dominaba entonces la Cristiandad.

La instalación del dogma fue precedida de una disputa violenta a comienzos del siglo V entre el patriarca de Alejandría, Cirilo, y el patriarca de Constantinopla, Nestorio.

Cirilo proponía la fórmula “Theotokos” (Madre de Dios)

Nestorio proponía la de “Christotokos” (Madre de Cristo, es decir, del Jesús humano y mortal), este planteamiento resaltaba que Cristo poseía dos naturalezas, una humana y una divina; esto significaba que María llevó a Cristo en su vientre, pero no pudo haber llevado a Dios :

“Y ¿cómo podría Dios tener una madre? Nadie puede dar a luz a alguien más viejo que él mismo. Pero Dios es más viejo que María… Pero si Dios tiene una madre, entonces el pagano no merece realmente reproche alguno cuando habla de las madres de los dioses. Y Pablo sería un embustero cuando determina que la divinidad de Cristo “carece de padre y de madre” y de genealogía. Querido amigo, María no ha alumbrado a la divinidad [..]. el ente creado no es madre del increado [...]. La criatura no ha alumbrado al creador, sino al hombre, que fue instrumento de la divinidad [...]”

Los obispos de Siria estuvieron de acuerdo con Nestorio, pero no así Cirilo, patriarca de Alejandría. Se decidió entonces celebrar un concilio en Éfeso para discutir esta cuestión. Pero Cirilo declaró el concilio abierto antes de que se presentasen los obispos sirios e inmediatamente excomulgó a Nestorio, a quien no acompañaba nadie que pudiese defender su causa. Éste fue el dudoso y muy humano fundamento de un dogma que nunca más se pondría en duda.

Finalmente se adoptó como dogma la doctrina propuesta por Cirilo, se le concedió a María el título de Madre de Dios, y los nestorianos fueron condenados como herejes. En Éfeso y en Calcedonia ganaron los alejandrinos.

El Concilio de Éfeso formuló así el dogma : "Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona la Santísima Trinidad. María no es sólo madre de la naturaleza, del cuerpo, sino también de la persona, quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona , así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos, Dios y hombre. Entonces, Ella es la Madre de Dios."

Por otra parte, es curiosa la "coincidencia" de que este dogma se proclamara en Éfeso, ciudad que fue centro del culto a la Gran Madre de las religiones ancestrales, del culto a la diosa frigia Cibeles, diosa de la Madre Tierra, adorada en Anatolia desde tiempos del Neolítico; y del culto a la diosa Artemisa, diosa de la caza (Diana para los romanos), una diosa también virgen y también intercesora ante los dioses.
 
Santa María, MADRE DE DIOS,
ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
 

María, Madre Espiritual de la humanidad


CARTA DEL P. ROJAS (S.I) SOLICITANDO LA ADHESIÓN A ESTA CAUSA MARIANA :


Queridos todos:

Como veis, los Cardenales y Obispos están haciendo una campaña mundial para pedir al Papa la proclamación dogmática de la Maternidad divina de María en sus tres dimensiones de Corredentora, Mediadora y Abogada.

El Papa quiere que le lleguen abundantes peticiones, tanto de particulares, como de grupos de personas, Asociaciones, Movimientos, Comunidades religiosas, Congregaciones, Seminarios, etc., etc.

Conviene hacerlo con carta, a esta dirección:

A Su Santidad Benedicto XVI


Palacio Apostólico

00120, CITTÀ DEL VATICANO


ITALIA


Aquellos que tengan interés no sólo enviarán su petición, sino que lo difundirán ampliamente para que puedan llegar pronto al Papa estas peticiones.

Muchas gracias en nombre de la Virgen. Lo recibirá como un regalo muy grato en estas Navidades.

Un cordial saludo,

Ángel María Rojas, S.J.

Aquí podéis descargar el modelo para escribir la carta al Santo Padre :   


Aunque es preferible hacerlo por carta postal, el correo electrónico del Papa :   benedictoxvi@vatican.va

**********************

Carta del Cardenal Luis Aponte Martínez, Arzobispo emérito de San Juan de Puerto Rico, en la que informa sobre los pasos que está dando la petición de que el Papa proclame la definición de la maternidad espiritual de la Santísima Virgen María.


8 de Diciembre del 2009

Solemnidad de la Inmaculada Concepción


Mis queridos hermanos Cardenales y Obispos:

El 1 de enero del 2008, cinco Cardenales escribimos a todos los Obispos del mundo para notificarles de la petición hecha a Su Santidad Benedicto XVI, por un grupo internacional de Cardenales y Obispos reunidos en Fátima, pidiéndole en humildad la solemne definición de la Santísima Virgen María como la Madre Espiritual de la humanidad, bajo sus tres roles como Corredentora, Mediadora de todas las gracias y Abogada. Ya en el pasado, cientos de Obispos y millones de fieles han hecho esta súplica. Una vez más y recientemente muchos Obispos han respondido. Siendo uno de esos cinco Cardenales que envió esta petición global, ahora quiero darles una actualización sobre esta solicitud de la Iglesia universal.

Recientemente las Filipinas presentaron a Su Santidad una petición por esta solemne definición, a través del Cardenal Vidal, Arzobispo de Lagdameo y Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas, junto con otros Arzobispos y Obispos. La petición fue acompañada de una carta personal de la Presidente de Filipinas, la Sra. Gloria Arroyo, en la cual apoyó fuertemente la petición de los Obispos.

Asimismo, varios grupos representativos de Cardenales y Obispos de la India y países cercanos, incluyendo el Cardenal Vithayathil, Presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de la India, han presentado su propia petición por este 5º dogma Mariano al Papa Benedicto XVI. Una petición similar fue enviada desde África, por el Arzobispo Félix Job, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Nigeria y varios otros Obispos Nigerianos. De igual manera, Obispos de Europa del Este, incluyendo al Arzobispo Kramberger de Eslovenia, han enviado su propia petición por esta proclamación Mariana. Y, junto con Obispos de numerosos países de Latinoamérica, envié nuestra propia petición al Papa Benedicto por esta definición papal de la Maternidad Espiritual de Nuestra Señora.

Cientos de Congregaciones de Religiosas Contemplativas están en oración y ofrecimiento permanente, y fieles laicos en todo el mundo se han unido a sus Obispos. Muchos días de oración comunitaria, conferencias, oraciones individuales y peticiones al Santo Padre del laicado, constituyen una manifestación positiva del sensus fidelium por este potencial dogma Mariano.

Todos hemos percibido una urgencia mundial de la más grande intercesión posible de nuestra Madre celestial por las crisis sin precedentes de fe, familia, sociedad y paz, que marcan la condición humana presente. Vemos la definición papal de la maternidad espiritual de la Santísima Virgen, como un remedio extraordinario a estas crisis globales que amenazan hoy a gran parte de la humanidad. Cuantos más reconozcamos el poder intercesor de María, más será capaz de ejercerlo por todos los pueblos del mundo que le fue entregado a su cuidado en el Calvario.

Por lo tanto, queridos hermanos, los invito encarecidamente a unírsenos en esta renovada petición al Santo Padre, el Papa Benedicto XVI, enviándole su propia carta por este discernimiento, de lo que pueda constituir un siguiente paso positivo para esta solemne proclamación de la Maternidad Espiritual de María.

Gracias por sus oraciones y discernimiento para esta importantísima obra en honor de Nuestra Señora, que puede constituir un histórico beneficio de gracia y bendición para toda la humanidad.

+ Luis Cardenal Aponte Martínez

Arzobispo Emérito

San Juan, Puerto Rico.

Bendito el fruto de tu vientre...


Al llamar Isabel, movida por el Espíritu Santo, a María "Madre de mi Señor", manifiesta que la Virgen es Madre de Dios.



San Juan Crisóstomo se admiraba en la contemplación de esta escena del Evangelio : "Ved qué nuevo y admirable es este misterio : Aún no ha salido del seno y ya habla mediante saltos; aún no se le permite clamar y ya se le escucha por los hechos [...]; aún no ve la luz y ya indica cuál es el Sol; aún no ha nacido y ya se apresura a hacer de Precursor. Estando presente el Señor, no puede contenerse ni soporta esperar los plazos de la naturaleza, sino que trata de romper la cárcel del seno materno y se cuida de dar testimonio de que el Salvador está a punto de llegar".

Con María : MARANATHÁ !! . . . מרן אתא






Madre de la espera y mujer de la esperanza,  ¡Ora pro nobis!


Madre de sonrisa y mujer de los silencios, ¡Ora pro nobis!


Madre de frontera y mujer apasionada, ¡Ora pro nobis!


Madre del descanso y mujer de los caminos, ¡Ora pro nobis!


Madre del respiro y mujer de los desiertos, ¡Ora pro nobis!


Madre del ocaso y mujer de los recuerdos, ¡Ora pro nobis!


Madre del presente y mujer de los retornos, ¡Ora pro nobis!


Madre del amor y mujer de la ternura, ¡Ora pro nobis!



 
 
Ruega por nosotros, Madre de la Iglesia.


Virgen del Adviento,


esperanza nuestra, de Jesús la aurora,


del cielo la puerta.


Madre de los hombres, de la mar estrella,


llévanos a Cristo, danos sus promesas.


Eres, Virgen Madre, la de gracia llena,


del Señor la esclava, del mundo la Reina.


Alza nuestros ojos, hacia tu belleza,


¡Amén!

(V. Panis - JPII)

ECOS DE FÁTIMA 33


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VIII)

ENCUENTROS DE AMOR CON LA MADRE

Cristina  Hontalba  (Toledo)

Escuchar la palabra Fátima es para mí un cúmulo de recuerdos, sensaciones, experiencias vividas en peregrinaciones a Fátima o peregrinaciones de espíritu, que también se puede estar con la gente sin estar presente.

Mi primera peregrinación a Fátima fue en febrero de 2006 donde sin apenas ganas de hacer nada ya que pasaba por un momento de mi vida muy difícil, un sacerdote me recomendó que me acercara a María en esta peregrinación. Nos pusimos en camino y con mucha desilusión por que llovía caminamos 17 kilómetros. María quería que llegáramos limpios por fuera y sobretodo por dentro a su encuentro. Momento que aún recuerdo con lágrimas en los ojos, donde cayendo rodilla al suelo sólo me salía decir GRACIAS. Esta peregrinación la recuerdo como un momento vivido en María para estar más cerca de su Hijo y descargar en la Capelinha todos mis problemas y preocupaciones. Desde este momento Fátima y el grupo 21 han sido parte de mi vida y hemos vivido muchos momentos muy fuertes juntos.

Mi segunda peregrinación fue justo un año después en Febrero de 2007 aquí ya iba con muchísimas ganas de acercarme a María, para volver a descansar en Ella, cuál fue mi sorpresa que caminando hacia la aparición del Pozo y después a la aparición de agosto, en mi interior yo sentí algo que no se puede explicar mucho con palabras. María me pedía que estuviera más cerca de Ella, que entregara todo a Ella para hacer su voluntad, por medio de la Consagración a Jesús por María. Yo me lo guarde en mi corazón y lo medité en la vigila que tuvimos por la noche, a la mañana siguiente yo tenía que contárselo a alguien, pero no encontraba a nadie hasta que el Señor por la noche me puso a la que es ahora mi madrina de Consagración y sólo con decirle : tengo que contarte algo muy importante, ella ya supo lo que era. Rezamos juntas en la Capelinha y se lo pedimos a María, que se hiciera su voluntad.

Desde Febrero hasta el 8 de diciembre fui preparando este encuentro tan íntimo y personal con María, hacer todo según su voluntad, este momento se hizo desear, tuvo que ser a las 11 de la noche ya que antes el sacerdote que debía presidir el acto no pudo. Siempre haciendo su voluntad aunque nos cueste.

Mi tercera peregrinación fue en febrero de 2008, momento muy importante en mi vida de pareja porque poníamos a María como pilar en nuestra relación, ya que sin Ella no hubiéramos podido llegar al matrimonio. Esta peregrinación es muy especial vivida en pareja y además dando gracias constantes a María por mi Consagración que había hecho en diciembre. Con cuanta alegría y emoción recuerdo estos cuatro días en Fátima, fueron momentos de descanso, oración y continuo agradecimiento.

Mi cuarta peregrinación fue en febrero de 2009 pero esta no fue físicamente ya que por motivos de trabajo me tuve que quedar en casa, esta peregrinación la viví desde una continua oración y conexión a la Capelinha vía Internet, ya que en todo momento me sentía muy cerca de ellos. Peregrinación distinta pero llena del amor del Señor por medio de su Madre María.

Mi quinta y última peregrinación fue este verano, en agosto, aunque tampoco fui físicamente ya que por una operación de un familiar me debí quedar en casa. Esta peregrinación parecía que iba a salir genial, fue programada el Sábado Santo caminado por unos jardines, se nos ocurrió a mi madrina y ahijada y a mí, que en agosto ya que nadie tenía que trabajar podíamos ir a Fátima unos días a descansar. Qué buena idea, pensamos las dos, nada nos lo podrá truncar. Nadie nos lo truncó, yo me quedé en el pueblo y ellos se fueron, pero muy unidos a ellos en la oración pusieron todo a los pies de la Madre, donde se quedaron todos mis deseos y agradecimientos por el año vivido y por mi reciente boda, el día de la segunda aparición a los pastorcitos. Este encuentro con María fue vivido desde la entrega, como decían los mártires de Barbastro “Por Ti mi Reina, la sangre dar” y yo lo modifico : “por Ti mi Reina, aquí me debo quedar”.

Espero que este humilde y sencillo testimonio te sirva a Ti que lo estas leyendo para acercarte más al Corazón de María que se encuentra latiendo muy fuerte en Fátima por amor a Ti, da igual como seas, Ella nos quiere y nos espera con los brazos abiertos para que descansemos en su Amor.

ECOS DE FÁTIMA 32


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VII)

Marisela (Huelva)



Hace dos años que estuve en Fátima y aún siento en mi espíritu la grata sensación que se respira en ese Santuario. Creo que el Espíritu Santo rodea toda nuestras vidas, pero también creo que es verdad lo que me decían, antes de ir allí: que en los lugares de peregrinación se siente más fuerte el soplo del Espíritu, te encuentras arropado por la Virgen y no sabes cómo describirlo.

Hoy voy a rezar mi Rosario especialmente para Ella, la Virgen de Fátima, para que nos ilumine el camino con su luz diáfana y para que me guíe especialmente estos días en que preparo el próximo Cursillo de Cristiandad.

Mis intenciones irán hacia los mejicanos que están pasando horas aciagas de enfermedad, hacia los padres de familia que no tienen trabajo y hacia los hermanos cristianos de Jerusalén, para que la Virgen de Fátima les proteja y les ayude en sus necesidades.

ECOS DE FÁTIMA 31


PEREGRINOS DE FÁTIMA (VI)

PIDO UN MILAGRO (Peregrino de Madrid)

A lo mejor ha habido una noticia que haga viejo este comentario, pero debo escribirlos unos días antes pues no estoy en Madrid. Si Dios quiere hoy estoy en Fátima y esta tarde celebraremos la Misa en la capilla de la Virgen. Venimos ochenta y un feligreses de la parroquia, pero en ese momento quiero pedir especialmente un milagro. Es un milagro egoísta, pues es para mí, pero no sólo me afecta a mí.

Quiero pedirle a la Virgen el milagro de la conversión, el ser capaz de “estar siempre pronto para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere; pero con mansedumbre, respeto y buena conciencia, para que en aquello mismo en que sois calumniados queden confundidos los que denigran vuestra conducta en Cristo.” Lo que pido para mí lo pediré para mis dieciocho mil feligreses y para cada lector de estos comentarios, pero dejarme ser egoísta y que lo pida primero para mí.

¿Por qué no me convierto? ¿Por qué pongo todavía reticencias a Dios en mi vida y me guardo mis cosas, mis asuntos, mis gustos y me aferro a mi “hombre viejo” con más razones que feligreses tengo?. Me aferro con angustia al mundo y “el mundo no puede recibirlo (al Espíritu de la verdad), porque no lo ve ni lo conoce.” Tal vez me guste ser ciego e ignorante. Tal vez te ocurra a ti lo mismo como nos decía el Papa en las últimas líneas de su primera homilía como Obispo de Roma. Tememos perder cosas cuando sólo podemos ganar la salvación, la alegría de Cristo, es decir la alegría del hombre.

“No os dejaré desamparados, volveré.” Esta frase tan rotunda de Cristo tiene que entrar en nuestro corazón y afianzarse hasta los cimientos de nuestro corazón. No sé lo que os pasará a vosotros, yo necesito que me lo recuerden cada día y necesito que lo grabe en mi vida nuestra madre la Virgen. Yo puedo darme cien mil razones para aguar mi vida de fe, pero cuando mire a los ojos a la Virgen se me caerán todas esas razones por los suelos. Puedo mentirme a mí mismo pero no puedo mentir a mi madre, a la que nunca se sintió desamparada pues sabía que su Hijo volvería, que estaba y está con nosotros. Podría pedir ese milagro hoy, ahora, según escribo. Tal vez sea mi pereza lo que me hace retrasarlo, hasta el momento de estar ante la imagen de la Virgen de Fátima, pero los humanos necesitamos nuestros momentos, nuestra historia personal. ¿Por qué a la Virgen de Fátima y no a la Virgen de Atocha, si es la misma? No lo sé.

¿Se ha cumplido el milagro? Tendré que esperar para saberlo. Volvemos de Fátima el lunes por la noche. ¿Lo sabré el martes?. Creo que no lo sabré ni yo. Tal vez la Virgen me diga al corazón: “Lo sabes, vívelo día a día.” Y mañana lo viviré y pasado se me olvidará.

Después de tanto hablar de mí en este comentario, ¿qué tal si pensases que lo has escrito tú?. Tal vez no vayas a Fátima, pero seguro que tienes una imagen de la Virgen cerca, hasta allí puede ser tu peregrinación. ¿No querrías tu también pedir este milagro?. Vamos a hacerlo y tal vez pase como en tiempos de Felipe: “La ciudad se llenó de alegría.” Ni Dios Padre, Hijo ni Espíritu Santo, ni nuestra madre la Virgen nos defrauda.