Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Oración del Papa a María en la Vigilia del Circo Massimo


Oración final de Benedicto XVI

Vigilia de preparación a la Beatificación de Juan Pablo II

Circo Massimo de Roma, 30 de abril de 2011





Ave María, Mujer pobre y humilde,

bendecida por el Altísimo.

Vírgen de la esperanza, profecía de los tiempos nuevos,

nosotros nos unimos a tu canto de alabanza

para celebrar las misericordias del Señor,

para anunciar la venida del Reino de Dios

y la plena liberación del hombre.



Ave María, humilde sierva del Señor,

gloriosa Madre de Cristo.

Virgen fiel, morada santa del Verbo,

enséñanos a perseverar en la escucha de la Palabra,

a ser dóciles a la voz del Espíritu,

atentos a su llamada en la intimidad de la conciencia

y a sus manifestaciones en los eventos de la Historia.



Ave María, Mujer del dolor,

Madre de los que viven

Virgen esposa ante la Cruz, Eva nueva,

sé nuestra guía en los caminos del mundo,

enséñanos a vivir y a defender el amor de Cristo,

a llevar con humildad nuestra cruz

y estar contigo ante la Cruz de Cristo

-ante los débiles, los que sufren, los marginados, los pobres-

y a conocer en sus rostros el rostro de Cristo.



Ave María, Mujer de la fe antes que los discípulos

Virgen Madre de la Iglesia, ayúdanos siempre

a dar razón de la esperanza que hay en nosotros,

confiando en la bondad del hombre creado por Dios

a su imagen y en el amor del Padre.

Enséñanos a renovar el mundo desde adentro:

en la profundidad del silencio y de la oración,

en la alegría del amor fraterno,

en la fecundidad insustituible de la Cruz.



Santa María, Madre de los creyentes,

ruega por nosotros.

Amén.

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