Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

Fátima y El Rocío


Es conocida por todos la frase de Juan Pablo II que definía a España como “la tierra de María” y ¡que cierta es! No se trata aquí de echar una competición para ver si aquí la queremos más que en otros sitios, pero sí que es cierto que toda nuestra tierra vibra en torno a María. Es cierto: como también se ha indicado en muchas ocasiones no hay pueblo de nuestra geografía que no tenga “su Virgen” y que no se vuelque en demostrarla su amor.

Diversas advocaciones que nos descubren detalles maravillosos de la riqueza insondable de la Virgen. Como se descubren luces nuevas al contemplar un diamante según uno lo va girando, así es también con Ella. A más caras del diamante, más asombro, más gozo, más gratitud.

No conozco el Rocío: una pena, la verdad. Mi vida ha estado muy marcada por la Virgen, que me atrajo hacia Ella de una manera muy particular en Fátima, donde fui por primera vez allá por el año 1986, cuando comenzaba a hacer mis primeros “pinitos” en la vida mundana, alejada de Dios. Aquello fue un antídoto, como si hubieran sido dichas para mí las palabras de la Señora a Lucía: “No temas: mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios”.

Desde entonces hasta hoy, como decía con gracia un compañero sacerdote, he estado allí más veces que los pastorcillos, para encontrarme con la Virgen ayudando a otros y ayudándome yo mismo a profundizar en el mensaje que Ella vino a traer, en la convicción de que es, como dijo Juan Pablo II, el Evangelio dicho a los hombres de hoy, presentado como un modo de vida que desde el amor al Señor y a la Señora, con la penitencia y la oración, trata de asociarse a ellos en la apasionante y ardua tarea de salvar al mundo, a cada hombre, rescatándolos de la esclavitud del pecado, que puede llevarles a la condenación.

Si una cosa me ha dado aquel lugar es la posibilidad de conocer y amar más a la Virgen. Puedo decirlo sin exagerar y sin temor a equivocarme: sin Fátima yo no sería quien soy. Cuando llego me digo: “estoy en casa” y allí paso días maravillosos, sencillos, sin “fuegos artificiales” pero de verdadero cielo y peno cuando me toca, como los apóstoles en el Tabor, volver de nuevo a la llanura y al almanaque en el que voy señalando los días que faltan para regresar… ¿os suena? Me imagino que será lo mismo que muchos de vosotros habréis experimentado al acercaros a la Blanca Paloma, allí, en el Rocío. Es lo que tiene la Virgen: engancha.

No conozco el Rocío, una pena, la verdad, pero seguro que con vosotros comparto muchas cosas, experiencias y vivencias comunes en torno a la única Madre de Dios. Espero que llegue el día en que pueda además contemplar esa nueva luz de esa otra cara del diamante que se contempla, se goza y se vive en la marisma. A nuestra Madre del cielo le confío este deseo.

D. Juan Manuel Uceta, pbro.

¿Qué es la "espiritualidad mariana"?


La espiritualidad mariana consiste en la configuración con Cristo según el ejemplo de María, contando siempre con su ayuda, imitando su camino de fe.

No es "optativo" en la vida del creyente, Ella está íntimamente unida a la esencia de la espiritualidad de la Iglesia y por lo tanto a la espiritualidad Cristiana.
Tiene su fundamento bíblico en las palabras de Jesús en la Cruz a su Madre: "Mujer aquí tienes a tu hijo" y al discípulo: "Aquí tienes a tu Madre" (Jn. 19). Estas palabras determinan el lugar que ocupa María en la vida del discípulo de Cristo.

Esta Maternidad es un don de Cristo a los discípulos y por medio de ellos a cada hombre que lo acoge como Salvador y Redentor. La profundidad de esta relación se expresa por medio de la entrega y la acogida: acogiendo a la madre, como Juan, entre "sus cosas", el discípulo la introduce en todos los espacios de su vida interior, es decir en su yo humano y cristiano.

La entrega es la respuesta del amor de la madre y expresa la dimensión mariana del auténtico discípulo de Cristo. El que se consagra totalmente a Ella es el único que puede decir verdaderamente y plenamente aquello de que "el discípulo se la llevó a su casa"...

¿Cómo podemos vivir la consagración a María?


La consagración debe ser un acto libre y consciente, aceptado y vivido como un don.

Para prepararse bien es bueno conocer lo que la Iglesia enseña sobre la Madre de Dios y profundizar, con la ayuda de algún texto, el significado de esta consagración.

Establecida una fecha, en un momento de oración o también durante la Celebración Eucarística, se reza la oración de consagración, que se renovará puntualmente durante toda la vida ese mismo día.

Como signo de la consagración, algunos enamorados de la Virgen, como el Padre Kolbe invitaban a llevar la Medalla, pero sobre todo a ser verdaderos hijos y apóstoles de María, cada uno en su propio ambiente.

Con la consagración, de hecho, no se crea sólo una relación externa con la Virgen, sino que siendo sus hijos, consagrados a Ella como instrumentos, nos vamos transformando gradualmente para ser y vivir como Ella.

¿Qué ofrecemos a María en la consagración?

La consagración a María se caracteriza por dos actitudes de fondo: la confianza y el ofrecimiento. Confianza en María porque creemos en su amor y en su misión de Madre; la sentimos como anticipo y cumplimiento de aquello que nosotros también seremos. De aquí nace el ofrecimiento: reconociendo su mediación materna, nos abandonamos en Ella, sabiendo que en sus manos nada se perderá.

Le ofrecemos LO QUE SOMOS : Nuestro espíritu con sus aspiraciones; nuestra mente con sus pensamientos, intuiciones, angustias y deseos, nuestro cuerpo con todas sus facultades y sufrimientos, nuestro corazón con todos sus afectos, sentimientos, con la capacidad de amar y de entregarnos.

Le ofrecemos LO QUE HACEMOS : Cada acción, cada palabra, cada gesto, todas las tareas. A veces nos parecerá que no ofrecemos nada a María porque experimentamos la realidad de nuestros límites humanos y espirituales, la incapacidad de hacer el bien que deseamos, el peso de nuestros pecados... y es justamente esto lo que debemos poner en el Corazón y en las manos de María. Ella toma todo nuestro ser, lo enriquece de sus méritos y lo ofrece al Padre como suyo.

IMITAR A LA VIRGEN : éste es el primer paso que brota de la consagración a Ella y que día tras día da, aunque espacio en nosotros, al rostro de Cristo y nos hace sus testigos.

Quiero ser totalmente tuyo, María!


La consagración a María nace del testamento de Cristo crucificado: "Mujer aquí tienes a tu hijo", "Aquí tienes a tu madre" (Jn. 19).

Nos consagramos a María porque Cristo nos la ha dejado como Madre. A cada uno, desde el Bautismo, Él nos repite "Aquí tienes a tu Madre". Como el apóstol Juan que la tomó consigo, nosotros la acogemos junto a los otros dones que Cristo nos ha dejado: la Palabra, la Eucaristía, el Espíritu Santo, la Gracia... y le pedimos que camine con nosotros para testimoniar el Evangelio en la vida cotidiana.

"Quiero ser todo tuyo María" ha sido el lema del pontificado de Juan Pablo II. Cuando se dirigió a los jóvenes en la XVIII Jornada Mundial de la Juventud les dijo :

"Es Cristo quien hoy os pide expresamente que llevéis a María "a vuestras casas", que la acojáis "entre los propios bienes" para aprender de Ella, que "conservaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón", la disposición interior para la escucha y la actitud de humildad y de generosidad que la distinguieron como la primera colaboradora de Dios en la obra de la salvación. Es Ella la que, mediante su ministerio materno, os educa y os modela hasta que Cristo esté formado plenamente en vosotros". "No se trata sólo de aprender las cosas que Él nos ha enseñado, sino de "ser Él mismo". ¿Quién más experta y maestra que María? En la divinidad el Espíritu es el Maestro interior que nos trae la plena verdad de Cristo, entre los seres humanos, María es la que mejor conoce a Cristo, nadie como la Madre puede introducirnos a un conocimiento profundo de su misterio".

ECOS DE FÁTIMA 30

PEREGRINOS DE FÁTIMA (V)

SAMIR ABUID (Arequipa)


El 18 de enero de 1997, tuve un terrible accidente automovilístico del cual fui víctima.

Viajaba con un amigo a la playa, el día estaba lluvioso y lleno de obstáculos y premoniciones antes de partir; pero partí.

La carretera estaba mojada y en una de las curvas derrapé... en sentido contrario venía un trailer y nos estrellarnos.

Fui auxiliado por personas humanitarias, a las cuales Dios bendiga, y legué al hospital donde hicieron lo que pudieron... me dieron 8 horas de vida.

En la UCI (unidad de cuidados intensivos) del IPSS, el diagnóstico fue T.E.C. (traumatismo encéfalo-craneano) grave, fractura en la base del cráneo y mandíbula, así como severas complicaciones que al transcurrir los días se agravaban. Los médicos daban todo de sí para salvarme, pero esperanzas... pocas; mi estado era grave y no mostraba ninguna reacción.

Los doctores informaron que ya no se podía hacer más... y fue en ese momento cuando más se unieron mi madre, hermanos y familiares, así como también amigos hasta personas que sin conocerme oraban y nunca perdieron la fe. Siendo constantes en sus oraciones, Dios los escuchó y envió a la Virgen Santísima de Fátima a mi lado, a través de una mujer ejemplar, una familia maravillosa. Los que me ayudaron fueron la Sra. Cecilia de Palacios y la gesta de TFP (Tradición, Familia, Propiedad).

La Virgen derramó su gracia sobre mí y al día siguiente de la visita de la Imagen Peregrina a la UCI del hospital, empecé a mejorar. El T.E.C. fue superado, la fractura de la base del cráneo sisó y fui dado de alta para trasladarme a la ciudad de Lima y ser sometido a una operación de mandíbula, la cual fue exitosa, gracias a las oraciones, al Señor de la Misericordia y a la Virgen.

Hoy, después de un año y medio estoy recuperado, he vuelto a mi vida normal, estoy bien y no me cansaré de alabar a Dios, Espíritu Santo, Jesucristo y a su Madre la Virgen Santísima por el milagro recibido.

ECOS DE FÁTIMA 29

PEREGRINOS DE FÁTIMA (IV)

Peregrino del Camino de Santiago

10 de Enero de 2005

Curiosamente, no tengo gran cosa que decir después de dos meses y medio de peregrinación desde Paris hasta Santiago.

¿Puede ser que mi Camino no esté todavía terminado y que sé que voy a continuar en peregrinación hasta Fátima?.

¿Podría ser quizás que las emociones y los sentimientos interiores que atraviesan el alma son del orden de lo íntimo y que no pueden, ni deben, tener publicidad?

¿Podría ser un signo de que la peregrinación es una aventura interior, íntima a veces, personal, que hay que traducir a la vida en actos verdaderos y auténticos sin usar necesariamente palabras?

Como quiera que sea, la peregrinación me ha permitido encontrarme delante de la Tumba de un Apóstol de Cristo y se trata, por lo tanto, de saber sacar partido de este bien privilegiado y de las gracias que lo rodean.

ECOS DE FÁTIMA 28

PEREGRINOS DE FÁTIMA (III)

ALGUNOS DATOS DE LA MEMORIA DEL AÑO 2008.

El Santuario de Fátima, desde siempre, insiste que, más que los números, importa lo que cada persona que peregrina o visita Fátima lleve en su corazón. La institución procura también contribuir para el trabajo de evangelización pedido por Cristo.

En todo caso, es importante hacer estadísticas, tanto como instrumento de trabajo, como para contribuir a una reflexión que permitirá mejorar el acogimiento que tanto se precia en este lugar sagrado.
  • Se registraron peregrinos de 77 países con un total de 2.331 peregrinaciones.
El mayor grupo de peregrinaciones extranjeras fueron:
  1. ESPAÑA con 33.593 peregrinos.
  2. ITALIA
  3. POLONIA
  4. ESTADOS UNIDOS
  5. BRASIL
  • En cuanto a las peregrinaciones portuguesas se registraron 1.369, con un total de 420.051 peregrinos.
  • Fueron celebradas 2.535 misas oficiales con asistencia de 3.636.453 peregrinos
  • Concelebrantes : 11.931.
  • Personas que comulgaron : 1.157.911.
  • Misas particulares pedidas por los grupos : 4.303, con participación de 586.678 peregrinos.
  • Número de hostias consumidas : 18.160.
  • Número de partículas consumidas : 1.571.200.
  • 565 sesiones de video con asistencia de 10.554 personas.
  • Exposición” Fátima Luz y Paz” : 76.405 visitantes.
  • Casa museo de Aljustrel : 14.952 visitantes
  • 60 novias ofrecieron sus vestidos a Nuestra Señora.
(Natalina Ferreira)

ECOS DE FÁTIMA 27

PEREGRINOS DE FÁTIMA (II)

RENZO ALLEGRI


Me he trasladado a Fátima en búsqueda de testimonios y documentos. En esta investigación he tenido la dicha de contar con un guía de privilegio: Padre José dos Santos Valinho, que es sobrino de sor Lucía y sobrino segundo de Jacinta y Francisco. Fue él quien me acompañó a los lugares de las apariciones, y donde viven los parientes de Francisco y Jacinta, proporcionando informaciones preciosas y a menudo inéditas.

En primer lugar, el Padre Valinho me hizo encontrar con el hermano de Francisco y Jacinta, João (Juan) que tiene 93 años, vive en Aljustrel, cerca de la casa donde nació y transcurrió su infancia junto a los dos hermanitos que ahora serán beatificados. Es un viejito muy lúcido y goza de buena salud. Nos sale al encuentro caminando con buena prestancia. Me dice que prefiere hablar al aire libre, entre los árboles. Nos sentamos en un banco, en un gran patio, cerca de su casa. Aquí jugaba con Francisco y Jacinta -afirma mirando sonriente a su alrededor-, en aquel entonces teníamos poco tiempo para jugar, pero a la nochecita, cuando habíamos guardado la grey, sobre todo en verano, cuando los días son más largos, se estaba aquí con los demás niños correteando.

Sonríe y su rostro quemado por el sol se llena de arrugas. Lleva la gorra típica de los campesinos portugueses, tiene pequeños bigotes blancos y mirada indagadora. Es un bello y fresco día. Son las 6 de la tarde. A esta hora los peregrinos están en los hoteles o se encuentran en el santuario para las celebraciones vespertinas, por lo tanto no hay nadie en la calle.

-¿Siempre vivió aquí?
-¡Siempre!, contesta. Habla sólo el dialecto local. Formulo por lo tanto las preguntas al Padre Valinho quien amablemente traduce y luego me comunica la respuesta.

-¿Qué recuerda del tiempo de las apariciones?
-Muchas cosas. Sobre todo que no se podía vivir porque la gente nos sacaba la respiración. Antes de las apariciones éramos una familia serena y tranquila. Esos eventos nos convulsionaron y no hubo más paz para nosotros.

-¿Cuántos hermanos eran?
-Eramos 9. Mi madre, Olimpia, se casó dos veces. Del primer matrimonio tenía 2 hijos: Antonio y Manuel; con el segundo esposo, Manuel Pedro Marto, tuvo 7: José, Teresa, Florinda, Teresa, João, es decir yo, Francisco y Jacinta.

-¿Usted era más grande que Francisco y Jacinta?
-Tenía 4 años más que Jacinta y 2 más que Francisco. Al tiempo de las apariciones era un muchacho y recuerdo muy bien aquellos eventos.

-¿Cómo eran sus dos hermanitos en aquel entonces?
-Niños normales, nada especiales. No mostraban poseer dones extraordinarios. Francisco era muy pacífico y un poquito reservado. Amaba la naturaleza y los animales. Recuerdo que despedazaba siempre un poquito del pan que se llevaba al pastoreo para darlo a los pajaritos. Una vez le pagó dos escudos a un niño que había capturado un gorrión para que lo dejara en libertad. Había una viejita, tía María, que iba a pastorear y cuando sus ovejas se alejaban demasiado, fatigaba para ir a recogerlas. Entonces Francisco corría siempre en su ayuda y le reunía la grey. Jacinta era, por el contrario, muy vivaz. También ella amaba mucho la naturaleza y los animales. Estaba siempre en medio de la grey y conocía a las ovejas por su nombre. Durante el trayecto para ir y volver del pastoreo, llevaba en brazos a los corderitos para que no se cansaran. Y cuando tenía muchos, los llevaba en brazos por turno.

-He leído que a Francisco le gustaba tocar la flauta.
-Sí, es verdad, pero también a Jacinta le gustaba. Se trataba de una flauta que nosotros cuando chicos nos construíamos utilizando las ramas de un árbol, como una especie de bambú. A mis hermanitos les gustaba también cantar y a Jacinta le gustaba mucho el baile. Eran alegres, como todos nosotros por otra parte.

-¿Cuándo comentaron que habían visto a la Virgen, qué reacciones hubo en la casa?
-Nadie les creyó. Pensábamos que fuera una cosa imposible, que Francisco, Jacinta y Lucía se hubieran inventado todo.

-¿Había notado algún cambio en sus hermanitos después que habían afirmado haber tenido las visiones?
-Su comportamiento había cambiado radicalmente. Rezaban, hacían mortificaciones, pensaban siempre en aquella Señora y hablaban continuamente de ella. Se habían vuelto mucho más sumisos con todos. No se enojaban aun cuando se los provocaba, aceptaban todo sonriendo y sin demostrar molestias. Quedé muy impresionado sobre todo por Francisco, quien se había puesto a rezar continuamente. Jacinta me confió que la Virgen, luego de haber dicho a Francisco que moriría pronto, como ella, le había encomendado rezar muchos rosarios para merecer el Paraíso. Y Francisco estaba siempre con la corona en la mano rezando. Se escondía en los matorrales y rezaba. A veces lo buscábamos y lo encontrábamos como obnubilado, encantado. Lo tocábamos, lo sacudíamos para volverlo a la realidad. Mi madre lo reprochaba porque lo había buscado por horas y él contestaba: Pero siempre he estado aquí. Pensaba en el Señor. Me gusta pensar en El y quiero consolarlo.

-¿Y usted qué pensaba viéndolo así?
-Me disgustaba. Pensaba que fuera víctima de una cruel enfermedad o de alguna brujería.

-¿Entre sus padres, quién estaba más preocupado?
-Ambos. Pero no en forma excesiva. Veía que la tía María Rosa, la mamá de Lucía, se enojaba muchísimo con su hija. Mis padres, por el contrario, eran mucho más comprensivos. No creían en las apariciones, pero tampoco reprendían a Francisco y a Jacinta.

-¿Cuándo comenzó a creer que las apariciones de la Virgen podían ser verdaderas?
-Mucho tiempo después. Exactamente cuando mis hermanos se enfermaron. Entonces vi que se estaban realizando las cosas que ellos habían dicho en casa en el tiempo de las apariciones, y así comprendí que algo extraordinario había acontecido.

-¿No quedó impresionado por el famoso milagro del sol acontecido en la aparición, el 13 de octubre de 1917?
-No fui a Cova da Iria ese día y no vi nada. Supe de cuanto había acontecido. Todos hablaban de ello. Y también en familia la cosa despertó mucho interés. Aquel día había 70 mil personas en Cova da Iria. Habían llegado de todas partes, también del exterior. Había llovido todas las noches y seguía lloviendo. La gente tenía las vestimentas empapadas de agua y de barro porque Cova da Iria se encontraba en medio de la campiña. A pesar del mal tiempo, todos estaban allá, inmóviles, una gran muchedumbre. Lucía, en un cierto momento, durante la aparición, dijo: Miren el sol. Y en ese instante las nubes se abrieron y apareció el sol. Que no se quedaba estático en el cielo sino que se movía, danzaba, rotaba sobre sí mismo, se bajaba como si tuviera que caer sobre la muchedumbre. La gente, espantada, gritaba de miedo. El fenómeno duró unos minutos y luego todo volvió a la normalidad, y la gente se dio cuenta entonces, que tenía las vestimentas completamente secas. Del acontecimiento hablaron todos los diarios, fue una cosa inaudita y muchos, que antes eran escépticos, creyeron. Pero yo no estaba presente en aquel acontecimiento, no había ido al lugar de las apariciones aquel día y por eso seguí haciendo parte del grupo de los escépticos.

-¿Jacinta y Francisco le decían algo por el hecho de que no creyera?
-Me decían que era malo, que me iría al infierno. Me lo decían riéndose y yo no los tomaba en serio.

-¿Cuándo entonces comenzó a creer?
-Durante la enfermedad de mis hermanos. Desde la segunda aparición, Francisco y Jacinta habían comentado que la Virgen había dicho que ellos dos morirían muy pronto, mientras que Lucía quedaría por muy largo tiempo sobre la tierra para testimoniar las apariciones. Y yo les tomaba el pelo a causa de esta profecía. Pero en 1919 Francisco se enfermó y al poco tiempo murió. Entonces mi escepticismo comenzó a vacilar. Luego se enfermó también Jacinta. Recordaba que ella me había hablado muchas veces de aquella enfermedad. Decía: Me llevarán al hospital, pero no servirá de nada. La Virgen me ha dicho que no sanaré. Iré a dos hospitales, pero sólo para sufrir más para la conversión de los pecadores. Y aconteció todo como Jacinta había dicho. Se enfermó de pulmonía y en aquel entonces esa enfermedad causaba estragos. En casa la habíamos asistido con todos los medios posibles. Mis padres lloraban y ella seguía repitiendo que su hora estaba cerca. En el hospital de Vila Nova de Ourém, donde quedó internada por dos meses, fue dada de alta porque no había más nada por hacer. Con el tiempo, parientes y amigos convencieron a mis padres de intentar internarla en otro gran hospital de Lisboa. La llevamos también hasta allá, pero fue un viaje inútil. Murió la noche del 20 de febrero de 1920. Constatando que cuanto mis hermanitos habían dicho, se había cumplido, me di cuenta que algo de extraordinario había acontecido, y comencé a cambiar de opinión respecto a ellos.

-¿Recuerda el comportamiento de sus hermanitos mientras estaban enfermos?
-Claro que sí. No se quejaban nunca, no les tenían miedo a los sufrimientos, seguían rezando, ofrecían su vida a Dios para la conversión de los pecadores. Y creo que tenían también algunas apariciones. Mi madre recordaba que en el momento final, Francisco, miraba hacia la ventana y le decía: Mamá mira que bella luz, y sonreía como si hubiera reconocido a alguien. La enfermedad de Jacinta duró un año y tres meses. Jacinta sufría muchísimo pero no lo demostraba. Repetía a Lucía que la venía a ver: No quiero que tú digas a nadie que yo sufro, ni siquiera a mamá, porque no quiero que se preocupe. Cuando los sufrimientos eran muy fuertes repetía: Oh Jesús, ahora puedo convertir a muchos pecadores, porque este sacrificio es muy grande. En una palabra vivían aquella enfermedad y aquellos sufrimientos con alegría, y no era una cosa normal.

-¿Fueron muy solemnes los funerales de Francisco y Jacinta?
-No, no hubo funerales importantes. Cuando murió Francisco en su funeral estábamos nosotros, los familiares y algunos parientes. Poquísimas personas. Y también para Jacinta, nada de gente. También porque los funerales en ese período a causa de la pulmonía, la española y otras crueles enfermedades, eran cosas de todos los días. Además de Francisco y Jacinta, yo perdí en aquel entonces dos hermanas más, Teresa y Florinda, las dos murieron de pulmonía.

-¿Pensaba, entonces, que dos de sus hermanos habrían de llegar a ser santos?
-No, en absoluto.

-¿Y ahora, qué emociones tiene?
-Estoy contento. Pero también preocupado. Es algo importante. Tiempo atrás fui invitado a un Congreso en Lisboa, organizado por algunos curas. Me pidieron que dijera algo acerca de mis hermanitos. Relaté todo lo que recuerdo, y luego expresé esta preocupación. Dije que si Francisco, que era tan bueno e inocente, había tenido que rezar tantos rosarios para subir al cielo, ¿qué tendría que hacer yo que soy un pecador?, ¿y qué tendrían que hacer ellos también? Mis palabras fueron recibidas con un gran silencio.


João Marto sonríe con picardía. Se levanta. Ya había caído la noche. Me saluda cordialmente y se dirige hacia su casa acompañado por el Padre Valinho. Cada tanto se da vuelta y sigue saludándome moviendo su mano.

ECOS DE FÁTIMA 26


Claves interpretativas del secreto de Fátima

El lunes, día 26 de Junio, la Iglesia Católica publicaba en su integridad el texto del llamado "Tercer secreto de Fátima", acompañado de un comentario teológico del cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe. Pocos días antes de las recientes beatificaciones en Fátima, el 27 de Abril, un enviado del Papa, Mons Tarsicio Bertone, acompañado del obispo de Leiria-Fátima, se entrevistaba en el Carmelo de Coimbra con Sor Lucia, con el objeto de manifestarle la decisión del Santo Padre de revelar el secreto, y de pedirle su opinión sobre el documento interpretativo. Las palabras de Sor Lucia fueron claras: "Yo he escrito lo que he visto, no me corresponde a mí la interpretación, sino al Papa". Pero, al mismo tiempo, manifestó su conformidad en la interpretación de su visión: "la visión de Fátima se refiere sobre todo a la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las víctimas de la fe en el siglo XX".
Apoyados en el documento del Cardenal Ratzinger, intentaremos dar algunas claves de interpretación de este secreto ahora revelado:

1.- Valor de las revelaciones privadas

El valor de las revelaciones privadas, caso del mensaje de Fátima, no es comparable al de la revelación pública. Esta última exige nuestro asentimiento de fe; mientras que en el caso de las revelaciones privadas, los fieles están autorizados a dar su adhesión prudente, después que la Iglesia haya juzgado que el mensaje en cuestión no contiene nada que vaya contra le fe y las costumbres.
Las revelaciones privadas son una ayuda para comprender y vivir el Evangelio en el momento presente. Lo propio de éstas, no es la aportación de datos nuevos, sino subrayar y acentuar aspectos del Evangelio que hayan podido caer en el olvido en los momentos presentes. Por lo tanto, la categoría teológica de las revelaciones privadas es la equiparable al carisma de profecía. Así lo dice la primera carta de San Pablo a los Tesalonicenses: "No apaguéis el Espíritu, no despreciéis las profecías; examinad cada cosa y quedaros con lo que es bueno" (1 Tes 5, 19-21).

2.- Estructura psicológica de las revelaciones privadas

Se distinguen tres tipos de visiones: la percepción externa (que tenemos a través de los sentidos), la percepción interior, y la visión espiritual (visión intelectual, sin imágenes, propia del estado místico). El cardenal Ratzinger no duda en su documento que, en el caso presente, nos encontramos con unas visiones de percepción interior. Baste recordar que las personas que rodearon en aquellos momentos a los videntes, no vieron nada. Las imágenes descritas por Sor Lucia son la síntesis entre el impulso sobrenatural y la percepción de los sentidos interiores de los videntes. Por este motivo, es claro que este lenguaje ha de ser interpretado en un sentido simbólico, y no con detalle fotográfico.

3.- Determinismo y libertad

No cabe duda de que aquellos que esperaban que el secreto de Fátima revelase predicciones morbosas, al estilo de las efectuadas por Paco Rabanne sobre la destrucción de París, habrán quedado decepcionados. El sentido de la visión no es mostrar la película de un futuro ya determinado de una forma irremediable. Todo lo contrario, se trata de movilizar nuestras fuerzas hacia el bien, en el momento presente. Si se nos advierte de los peligros, es para que nos libremos de ellos.
La visión parte de la certeza de que la oración y la conversión personal, esconden un potencial capaz de cambiar el curso de la historia. Ahora bien, todo ello tiene lugar con el concurso de nuestra libertad. No cabe la interpretación que Alí Agca dio tras revelarse el tercer secreto, en la que se consideraba un mero instrumento del destino. Es cierto que nuestra historia personal está inmersa en una batalla más amplia entre el bien y el mal; pero cada uno es responsable de sus actos y es sujeto activo de su destino.

4.- El siglo de los mártires

El impacto mediático producido tras el adelanto que, el 13 de Mayo, el cardenal Sodano hizo del tercer secreto, quizás haya impedido una idea de conjunto del contenido de la visión de Sor Lucia. Es cierto que en la visión se habla del martirio de "un Obispo vestido de Blanco", y se matiza, "hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre"; pero el conjunto del mensaje va más allá, y nos describe un siglo de martirio para la Iglesia: "y del mismo modo murieron uno tras otro los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones".
El conocimiento que el Papa tenía de este mensaje, nos hace entender las razones más profundas de la convocatoria ecuménica que él mismo hizo en el Coliseo, el pasado 7 de Mayo, para conmemorar a los mártires del siglo XX. A través de los informes que allí se hicieron públicos, supimos que en el presente siglo la Iglesia ha tenido más mártires que en toda su historia.
Pero la visión de Sor Lucia termina con un canto de esperanza: "Bajo los dos brazos de la cruz había dos ángeles; cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los mártires y regaban con ella a las almas que se acercaban a Dios". La Iglesia siempre ha tenido conciencia de que la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos; y, de hecho, otro dato constatable de este fin de siglo es que, jamás la Iglesia Católica había tenido tal expansión y tantos candidatos al sacerdocio como en este momento.

5.- El porqué de un silencio

Muchos se preguntan por qué no se ha revelado antes este tercer secreto de Fátima, al igual que se hizo con los dos primeros. En mi opinión, no cabe argumentar en base a las dificultades diplomáticas que se hubiesen originado con los países comunistas. De hecho, es en el segundo secreto de Fátima, revelado en 1941, donde se profetizaba que "Rusia esparciría sus errores por todo el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia".
Posiblemente, la razón por la que ha permanecido en secreto hasta este fin de siglo, hemos de buscarla en el impacto previsible tras una profecía que anunciase un atentado contra el Papa. ¿No hubiese generado esto un concurso morboso, una especie de "efecto llamada", que hubiese convocado a multitud de candidatos, más o menos desequilibrados, impulsados por el sueño de erigirse en los cumplidores de la profecía?

Mons. José Ignacio Munilla Aguirre