Ofrecimiento de flores espirituales ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en los principales misterios de la vida de María ♦♦♦♦♦♦ Recordar las apariciones de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Meditar en los cuatro dogmas sobre la Virgen María (Inmaculada Concepción, Maternidad divina, Perpetua virginidad y Asunción al Cielo) ♦♦♦♦♦♦ Recordar y honrar a María como Madre de todos los hombres ♦♦♦♦♦♦ Reflexionar en las principales virtudes de la Virgen ♦♦♦♦♦♦ Vivir una devoción real y verdadera a María (Mirar a María como a una madre, demostrarle nuestro cariño, confiar plenamente en Ella, imitar sus virtudes) ♦♦♦♦♦♦ Rezar en familia las oraciones especialmente dedicadas a María ♦♦♦♦♦♦ Cantar las canciones dedicadas a María

ECOS DE FÁTIMA 07


3ª APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA

(13 julio 1917, Cova de Iría)







“Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, sobre todo cuando hagáis un sacrificio : oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación a los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María”

A todas las peticiones que le hacen los pastorcitos a la Señora de parte de la gente de los lugares vecinos, Ella siempre les da la solución para todos de rezar el Rosario en familia. Cuántos problemas y desavenencias familiares se despejarían si se rezase todos los días el Rosario en todas las familias (“La familia que reza unida, permanece unida”)

En esta aparición, la Virgen les va a hacer partícipes de unas visiones que forman parte de lo que conocemos como “el Secreto del Mensaje”. En principio se desvelaron sólo dos partes del secreto, ya que la tercera -de la que era depositaria Lucía- se desveló hace pocos años por petición expresa del Santo Padre Juan Pablo II, consciente de no existir ya ningún impedimento para darlo a conocer públicamente.

La primera parte del secreto consiste en la visión que tuvieron sobre el infierno. A través de ella, los pastorcitos adquirieron una conciencia aún mayor de la suerte que corrían las almas que se condenaban irremediablemente a causa del pecado.

En la segunda parte del secreto reciben el anuncio del castigo que sufren los que se condenan a sí mismos y de los medios para evitarlo.

En este momento la Señora pide expresamente la consagración de Rusia y la devoción de los primeros sábados reparadores. Se verá más tarde que los problemas políticos siguen azotando a Oriente a pesar de la consagración que cumplen, porque no se hizo como la Virgen había pedido, y hasta que todos los países no lo hacen obedeciendo las instrucciones del Papa Juan Pablo II no obtienen la paz. La Señora no estaba conforme con la forma en que lo habían hecho. El mal cesa cuando se hace a su total agrado.

“Cuando vean una noche muy iluminada es que Dios va a castigar al mundo por sus crímenes.” El 25 de enero de 1938 sucede un fenómeno astronómico fuera de lo común con estas mismas características, pero la población y los expertos se lo tomaron como una aurora boreal. Cuando estalla la Segunda Guerra Mundial y con el tiempo se conoce este presagio anunciado por la Virgen, se comprende claramente que era el signo que Ella misma había predicho como inicio del castigo divino al mundo por causa del pecado desenfrenado.

“Cuando recéis el Rosario, diréis, después de cada misterio: ¡Oh Jesus mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, principalmente las más necesitadas!”. Es una bonita costumbre añadirlo al final de cada Misterio que rezamos, cuesta poco y es un gesto de Misericordia con aquellos que más lo puedan necesitar.

ECOS DE FÁTIMA 06


2ª APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA

(13 junio 1917, Cova de Iría)




En esta aparición, la Virgen les pide que aprendan a leer. Excepto Lucía, sus primos no sabían leer ni escribir.

“Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace le prometo la salvación y serán amadas de Dios estas almas como flores puestas por Mí para adornar su trono”. Esta devoción de la que les habla, ellos se lo tomaron como un secreto tan sublime que no lo desvelaron a nadie.

Impresionante y desbordante, toda una locura de amor de todo un Dios que quiere servirse de “algo” como nosotros para servir a algo tan grande y sagrado para Él como su Madre (“Ahí tienes a tu hijo”, “Ahí tienes a tu Madre”).
La devoción a Su Inmaculado Corazón, por tanto, no es una idea que se le ocurriese a un loco visionario en algún momento de la Historia, no, es voluntad del Hijo, y eso ya son palabras mayores. (¿Quién se apunta a las filas?... porque hay tanto mundo por conquistar y tanto barco vacío esperando reclutar para navegar mar adentro... tanto, tanto... decía el P. Kolbe : “conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones”)
¡Qué bello, poder ser una flor, puesta por la Madre para adornar el trono del Hijo... y es tan fácil...!

La Señora al ver su expresión le pregunta : “¿Sufres mucho? No te desanimes. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios” ¡¡Qué gran realidad, absoluta y palpable!! Hoy como ayer puedo y debo gritar y gritaré que ¡¡Su Inmaculado Corazón es mi ÚNICO y seguro REFUGIO y el CAMINO que me conduce rectamente hacia Dios!! Por eso quise que este fuese el lema para mi consagración a su Inmaculado Corazón, porque es una de las grandes certezas de mi vida. Se lo comentaba a un sacerdote llegando hace un par de años a pie a Fátima, “caminando en este momento hacia su casa, buscando su Corazón como si fuese un imán, sólo me brota decir que su Inmaculado Corazón es mi refugio y el camino que me conduce a Dios, ¿cómo dudarlo?”
La víspera de mi consagración, ante una dolorosa prueba que me asaltó, un sacerdote me decía : “Recuerda lo que le decía la Virgen a los pastorcitos, ¿sufres mucho? No te desanimes, Mi Inmaculado Corazón...” en ese momento caí en la cuenta que el ofrecimiento de la vida no es ni mucho menos un camino de rosas, no lo fue para el Señor, no lo fue para la Virgen, no lo ha sido para ningún santo... el sufrimiento es el camino para la unión con Dios, porque es la huella de la Cruz, y en ella y solo en ella está nuestra salvación.

“En la mano derecha había un corazón con espinas. Comprendimos que era su Corazón que pedía reparación”. Qué sintonía tan admirable la de los niños para comprenderlo todo, ¿quién lo hubiese hecho como ellos? ¿Por qué la Virgen se aparece siempre a pastores, gente sencilla, niños, pobres...? Podrían responder que porque son más débiles, menos cultos, más dominables o influenciables, ... pero no creo que sea esa la respuesta.
Personalmente, pienso que se manifiesta a ellos porque en TODOS los casos, por encima de sus circunstancias personales –que sinceramente considero que son irrelevantes por completo para esta elección- son TODOS personas con un gran amor hacia Dios y las almas, y sobre todo en continua escucha de su Voluntad y ABIERTOS de par en par a todo lo que venga de Él. Por eso no hacen demasiadas preguntas para comprender, ni piensan en consecuencias, ni se hacen razonamientos, ni consultan con expertos... etc. Dios sólo busca, como en María, corazones abiertos de par en par, vacíos por completo de sí, para llenarse SÓLO de Él.

ECOS DE FÁTIMA 05

1ª APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA

(13 mayo 1917, Cova de Iría)






El 13 de mayo de 1917, hacia el mediodía, se apareció Nuestra Señora por vez primera a tres pastorcillos -Lucía, Jacinta y Francisco-, que habían llevado sus ovejas a pastar a una hondonada cubierta de carrascas y de olivos que los lugareños conocían con el nombre de Cova de Iría. En este lugar es donde hoy se levanta lo que conocemos como el Santuario, con su Capelinha dentro del recinto para recordar el lugar exacto de las apariciones de la Señora sobre la encina.

En las apariciones, el rostro de la Señora no era triste ni alegre, sino serio, con las manos juntas en actitud orante, siempre elevadas hacia arriba, y de la derecha colgaba un Rosario. Es una mirada que impacta, -acostumbrados como estamos a imágenes sonrientes de la Virgen Madre o desgarradas como en la Piedad- los que hemos estado tantas veces bajo esa mirada suya en la Capelinha hemos podido experimentar que la Señora mira como lo habría hecho en las Bodas de Caná, no imponiendo su deseo, sino suplicando con aceptación de Madre el uso de la legítima libertad en la voluntad del hijo. Unos ojos y unos labios que en ese silencio tan elocuente parecen implorar remedio a las ingratitudes cometidas hacia el Hijo. Parece decir “mira que no te ha amado en broma”, “y ante esta realidad tuya de tu vida ¿tú que puedes hacer ?”...

En las apariciones, no todos pueden experimentar lo mismo; el pequeño Francisco ve a la Señora pero no oye nada, de tal forma que serán su hermana y su prima las que tengan que decirle lo que les va pidiendo en cada momento. Jacinta y Lucía la ven y la escuchan pero sólo Lucía habla con Ella.

La Virgen pidió a los niños que acudieran a aquel mismo lugar el día trece de cada mes, durante seis meses consecutivos. Se aparece allí siempre a mediodía, por eso cuando rezo el Ángelus a mediodía pienso que es en cierto modo un unirse también a esta actitud de los pastorcitos de acudir fielmente a la llamada de la Señora cuando Ella dispone.

El mensaje que les irá desgranando la Señora es un mensaje de penitencia por los pecados que cada día se cometen, una petición insistente del rezo diario del Santo Rosario por esta misma intención y la consagración del mundo a su Inmaculado Corazón.

Les enseña una oración para que la repitan muchas veces, ofreciendo sus obras y en especial pequeñas mortificaciones y sacrificios: “Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María.”
También han tenido esta actitud muchos santos y doctores de la Iglesia, como Sta. Teresa del Niño Jesús : ”Oh, Jesús, es por tu amor...”
Y en sintonía con esta petición de la Virgen, el Apostolado de la Oración vive universalmente esta espiritualidad reparadora y sacrificial al ofrecer diariamente la propia vida por las necesidades de la Iglesia y el mundo y en reparación al Corazón de Cristo y al Inmaculado Corazón de María.
En esta aparición les repite las mismas palabras del ángel en las apariciones de 1916 : “No tengáis miedo, yo no os hago daño”
Entonces Lucía se atreve a preguntarle : “¿y qué es lo que quiere de mí?” Es la misma pregunta que nos hacemos aún hoy bajo la mirada de la Madre (Si estoy aquí no es por visita turística para ver las maravillas arquitectónicas del lugar... entonces, ¿qué quiere de mí?)
A lo que la Señora le contesta : “¿queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que os quiera enviar en reparación por los pecados con que Él es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores?”
Y sin vacilar obtiene la respuesta : “Sí, queremos”
A lo que la Señora les advierte : “Vais a tener mucho que sufrir, pero la Gracia de Dios será vuestro consuelo”. Es impresionante experimentar que ante la pobre ofrenda de uno, la Virgen al igual que el Hijo no se dejarán jamás ganar en generosidad, y nunca encomiendan “empresas” sin antes dar la capacidad necesaria para llevarlas a cabo. (“Mi Gracia te basta...”)

Cuando la Virgen abrió las manos, los tres tres comenzaron a rezar de rodillas ante un impulso íntimo, repitiendo íntimamente: «Oh Santísima Trinidad, yo Os adoro. Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento».
Para terminar, les encomienda : “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”. Esta será la petición que se repita durante todas las apariciones, y que ya la Virgen le dio a Santo Domingo de Guzmán en el siglo XII : “Domingo ve a predicar en todas partes mi Rosario. Te lo encomiendo a y a tus seguidores. El Santo Rosario será un remedio rápido y eficaz contra los males de la humanidad”.

ECOS DE FÁTIMA 04

3ª APARICIÓN DEL ÁNGEL

(Otoño de 1916. Gruta do Cabeço, Aljustrel)


Desde que el ángel les enseña la oración de reparación, ellos la repiten postrados en tierra siempre que encuentran un momento. En uno de esos momentos aparece el ángel, esta vez con un cáliz en la mano izquierda y suspendida sobre él la Hostia de la que caen gotas de sangre. Dejando el cáliz suspendido en el aire se postra y él mismo repite la oración tres veces : “Santísima Trinidad, Padre, Hijo y ...” Da la Hostia a Lucía y el cáliz a Francisco y Jacinta, diciéndoles : “Tomad el Cuerpo y bebed la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios”

Es una gran lección de lo que significa una “comunión reparadora”, recibir al Señor con una disposición interior auténtica de reparar tanta falta de amor, tanta indiferencia, tanto pecado, tantas faltas de disposición interior, de delicadeza al recibirlo y tratarlo... a la vez que intenta ser consuelo frente a todo esto que tanto hiere el Corazón traspasado de Cristo.

Como le diría el Señor a Sta. Margarita en el siglo XVII : “He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres y sólo recibe de ellos ingratitud y desprecios... al menos tú ámame...”

¿Qué mejor reparación que seguir las inspiraciones de la Señora y del Señor : “Haced lo que Él os diga”, “Haced esto en memoria mía”? Que Ella nos conceda un Corazón como el Suyo para reparar y consolar el Corazón cansado del Hijo tras andar por tantos caminos mendigando un poco de amor. Que nuestro corazón, como el de la Madre, sepan ser otro Betania donde pueda descansar de sus ansias redentoras de Buen Pastor. “Pastor bonus, panis vere, Iesu, nostri miserere...”

En las apariciones del ángel sentían paz y felicidad interior y también un gran abatimiento físico. Sin embargo, cuando se aparezca la Señora esto cambiará en un gran entusiasmo comunicativo.

ECOS DE FÁTIMA 03

2ª APARICIÓN DEL ÁNGEL

(Verano de 1916. Poço do Arneiro, Aljustrel)



La segunda aparición tiene lugar en los días de mayor calor, mientras iban con el rebaño a casa a media mañana, para volver a llevarlo a media tarde. Después de comer fueron a pasar el rato de la siesta a la sombra de los árboles del pozo de Arneiro, propiedad de los padres de Lucía. Es la única aparición que tendrá lugar en este sitio.

Este lugar es significativo por su especial asociación a la Reparación, no es casual que la Virgen siempre elija el agua –la escena se repite en otros lugares elegidos por la Señora para manifestarse, como es el caso de Lourdes, Banneux...- y que ésta se relacione con Ella, aludiendo a la pureza y a su vez llamando a la necesidad urgente de limpieza y purificación en las almas.

“¿Qué hacéis?” es en este caso el saludo del ángel. En la primera aparición les invita a fiarse de la voluntad de Dios sobre ellos, pero en este momento debían responder y ser plenamente conscientes de lo que se les había encomendado. Con estas palabras, el ángel llama su atención, haciéndoles caer en la cuenta de que no se pueden permitir el lujo de “gastar el tiempo” en otra cosa que no sea desgastarse en interceder por tantas almas como les necesitan porque continúan condenándose sin cesar, sin cesar...

Por eso les pide : “Rezad, rezad mucho”, y a continuación les revela aún algo más que en la primera aparición : “Los corazones de Jesús y María tienen sobre vosotros designios de Misericordia”. Ya no es sólo que estén atentos a sus súplicas, además les han elegido a ellos para ser portadores de su Misericordia divina al mundo. Ante un mundo que vive en tinieblas, por la falta de fe y la ceguera del pecado, la última palabra no es la condenación, el sinsentido y la impasibilidad de la desesperanza fruto de una vida sin rumbo dominada por el relativismo absoluto y el hedonismo, la última palabra la tiene la Misericordia de Dios.
Recuerdo una frase que leí en Paray-le-Monial y que aún hoy me sigue alentando “L´ avenir est à la Misèricordie” u otra que lleva bombardeándome interiormente desde que la oí una tarde en el Santuario de la Divina Misericordia en Lawnesky : “La Misericordia supera a la Justicia”

“Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios... De todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio de reparación por los pecados con que es ofendido y la conversión de los pecadores“. Todo sacrificio es redentor y en algunos casos sucederá como en el pasaje de la curación del Paralítico, “viendo Jesús la fe que tenían...”, es decir, la curación no responde a la fe del que necesitaba ayuda, que tal vez ni siquiera la pedía, sino a la solicitud insistente llena de fe de los que le acompañaban y se “com-padecían” de él.
Sólo tenemos para ofrecer a nuestro Creador la misma vida que Él nos ha dado, por eso sólo podemos ofrecérsela en forma de “sacri-ficio” de cuanto vivimos. A su vez, la oración y el sacrificio son ejercicios en que el alma se esfuerza en unirse con la mayor cercanía posible al Amado para alcanzar ese eco de sístole-diástole constante y reparador.

“Sobre todo aceptad y soportad con resignación el sufrimiento que Dios os envíe”. Los pastorcitos comenzaron desde ese momento a ofrecer todo lo que les mortificaba, sin buscar otras penitencias, excepto postrarse en tierra para repetir la oración que el ángel les había enseñado.
En alguna ocasión he experimentado y he conocido personalmente también a personas que se afanaban en buscarse penitencias para mortificarse. No es que lo considere inoportuno, pero creo que si primero no se acepta la voluntad de Dios y no se soporta con resignación (“cristiana”, se entiende, es decir : en total acuerdo con los designios de Dios, no refunfuñando a cada tres segundos) las dificultades cotidianas, no nos busquemos “extras” si no podemos ni con la carga que llevamos. Otra cosa bien distinta sería llevar la carga y buscarse algún extra para ofrecerlo al Señor por Amor.

En todas estas manifestaciones ellos recibían una “luz que nos hacía comprender quién era Dios, cómo nos amaba, cómo quería ser amado, el valor del sacrificio, cómo le era agradable y cómo en atención a él convertía a los pecadores”. Que esta luz se derrame también sobre aquellos que siguen ciegos para reconocer el valor de las obras personales en beneficio del prójimo y del ofrecimiento de sacrificios en reparación ante la falta de amor e indiferencia hacia todo un Dios que ama apasionadamente al hombre. Especialmente pido esta luz para los sacerdotes a los que más les cueste ver estas cosas que los pastorcitos tan clarísimamente entendieron aún siendo tan pequeños.

ECOS DE FÁTIMA 02

1ª APARICIÓN DEL ÁNGEL

(Primavera de 1916. Otero do Cabeço, Aljustrel)



Esa tarde los pastorcitos acababan de merendar, ya había dejado de llover y querían jugar, pero antes siempre rezaban el Rosario, por eso para hacerlo más breve y tener más tiempo para sus juegos, acortaban las oraciones y sólo enunciaban lo que iban a rezar (“Padre Nuestro, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Ave Mª, Gloria”)

Es curioso cómo nos buscamos siempre mil excusas con tal de acortar aún más nuestro “acortado tiempo“ dedicado a Dios, ¿excusas? ¡a cuál más original! Claro que en este caso, yo me planteo cuando viene la tentación perezosa de “no pasa nada por no rezarlo hoy” que como ya decía el beato Juan XXIII “El peor Rosario es el que no se reza”.

Los pastorcitos se ve que esto lo tenían algo más claro... (un método “original” para los momentos de tentación o abatimiento) antes “poco” que “nada”. Aunque sigo preguntándome cada vez que me pongo ante la mirada de la Madre en la Capelinha si el Hijo se contentará “algo” con mis migajas...

“No temáis” son las primeras palabras del ángel. Las repite el Señor tantas veces en el Evangelio y las tenemos tan repetidas en los últimos pontificados de nuestra Historia presente, que podríamos decir que es el “grito de moda”, la “arenga” de esta santa Empresa : “No tengáis miedo” porque traigo la Paz, pero no la paz del mundo, esa firmada con condiciones, a modo de contrato, con no sé cuántos artículos, disposiciones y cláusulas, entre vencedores y vencidos (los que me caen bien o están por debajo de mí porque ya los he subyugado, vaya). No trae “su paz”, trae “La Paz”, esa que sólo puede dar Quien la posee, porque es el único “Príncipe de la Paz”.

“No temáis” es una llamada firme a no perder la Paz... y la perdemos tan fácilmente... ¿sabremos acaso en realidad que es eso llamado “Paz” o la dejamos “evaporarse” porque no tenemos ni idea de en qué consiste auténticamente?

Les enseña a orar para reparar y consolar el Corazón de la Madre, y en el Suyo el del Hijo : “Orad conmigo : “Dios mío, yo creo, adoro...” y lo repiten con el ángel tres veces. Sencillamente preciosa, oración de reparación por excelencia, muy adecuada para los momentos previos a recibir el Cuerpo y la Sangre del Señor en cada Eucaristía. Inmolarse y a la vez hacer esa comunión espiritual en un sístole-diástole como Juan en el Cenáculo, reclinado sobre el pecho del Señor : Yo creo en Ti, Te adoro, espero en Ti y Te amo. Te pido perdón por los que no creen en Ti, no Te adoran, no esperan en Ti y no Te aman... mejor aún esto acompañado de una composición de lugar en cada circunstancia por la que se repara recordando momentos personales o concretos de otros en los que hemos presenciado esta falta de fe, esperanza y caridad hacia Aquel que no es Amado, a veces ni siquiera por “los suyos”.

“Los corazones de Jesús y María están atentos a vuestras súplicas”, qué gran privilegio y consuelo, el Rey y la Reina deseando oír cualquier pensamiento que salga de sus labios o de su corazón, pero a la vez qué enorme responsabilidad y misión, ser portadores de tantas súplicas, una misión de gran intercesión por el mundo. Hoy como ayer, a nosotros como a ellos, los Corazones de Jesús y María están atentos continuamente a nuestras súplicas, porque “... jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu asistencia haya sido abandonado por Tí....”

Es llamativo cómo guardaban celosamente lo que se les comunicaba como si fueran secretos inconfesables, a pesar de que no se les imponía este sigilo, ellos decían no necesitarlo, ni siquiera recomendárselo entre ellos, porque la situación lo imponía por sí misma.

ECOS DE FÁTIMA 01


Estas reflexiones sencillas, tituladas “Ecos de Fátima”, pretenden ser “ecos” del mensaje de 1917, para que sirvan al acercamiento y a la vez inviten a una contemplación de esas llamadas de la Madre de Dios a nuestro mundo, tan actuales en el siglo XXI como lo fueron en el siglo XX y se podría decir que durante toda la Historia de la Iglesia.

Parafraseamos hoy, desgraciadamente aún, al Pobre de Asís porque “El Amor no es amado”.

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PRIMERAS VISIONES (1915, Roca do Cabeço)

Fueron tres visiones anteriores a las apariciones del ángel a los pastorcitos en 1916, que sólo presenció Lucía. En estas primeras visiones no supo discernir aún de qué fenómeno se trataba.

Todo sucedió mientras ella estaba rezando el Rosario con unas amigas, que solían acompañarla cada tarde para merendar en ese lugar.

España es toda del Corazón de Cristo y toda de María























Con sus brazos extendidos, el Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles acogía a los miles de peregrinos que el pasado 21 de junio le hacían su ofrenda de vida. Y es que, en el Corazón de Cristo hay sitio para todos los nuestros, para los de toda la humanidad.


Oculta en su humildad, acompañando a su Hijo, estaba María abrazando con su Corazón maternal a los miles de peregrinos. Como bien explicó Mons. Munilla en la vigilia nocturna del sábado, “María nos va a ayudar a transmitir la antorcha de la fe. Ella es Embajadora del Corazón de su Hijo”. “Esta noche es muy importante que la invoquemos,- aseguró – porque lo que mañana vamos a hacer, sólo lo podemos hacer bien si lo hacemos en María”.

Sus últimas palabras aludieron a la fórmula del “Totus Tuus” de Juan Pablo II. A igual que él, Munilla quiso unirse con los jóvenes allí reunidos para decir: “Señor, somos totalmente tuyos, como María también lo fue”.

Confesiones continuas durante toda la noche, testimonios, cantos… miles de corazones unidos en la oración, presentes ante Jesús Sacramentado, descansando en los brazos de la Virgen María. Una velada con Jesús, por Jesús, en Jesús y para Jesús... una jornada con Ella, por Ella, en Ella y para Ella.

Abandonémonos en el Corazón de María, para que con su amor maternal nos una al Corazón de su Hijo de la forma más perfecta, y depositemos en Él toda nuestra confianza. Él reina en España, reina en el mundo entero, reina en el Cielo, reina en el corazón de todas las almas. Hoy, podemos decir una vez más: ¡Viva Cristo Rey!